Por lo dicho hasta ahora, es obvio que estos médanos no van a ninguna parte; tienen el camino cortado. Empero, si bien sedentarios, no son inmóviles.
Resulta que, a lo largo de un lado de los médanos, corre, cada primavera, un arroyo, efímero, que se lleva una buena cantidad de la arena - pero la deposita nuevamente a corta distancia, de manera que el viento vuelve a empujar esta arena tomada de los médanos otra vez hacia los médanos, una verdadera calesita geológica.
Incidentalmente, esta arena es gris y bastante gruesa. Dónde está la finísima arena de color salmón en Kanab - creemos que fue.
Hablando de topónimos castellanos, el valle de donde vino la arena se llama San Luis, y la sierra que corta el paso de los médanos se llama Sangre de Cristo.
Hoy, sopla un viento bastante frescote, pero hay aquí carteles de advertencia que, en verano, la arena se calienta a 60 grados centígrados.
Anochece. Vamos a quedarnos aquí mismo. Mañana, saldremos del estado de Colorado para siempre. ¿Qué quiere decir Colorado realmente - "de color rojo" o "con colores"?
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Estamos viajando hacia nuestra próxima meta, el pueblo de Tierra Amarilla. Por una llanura perfecta; rodeada, en todos sus lados, por un horizonte ondulante de sierras. Lamentablemente, las sierras apenas si se las ve, por una espesa cortina de contaminación del aire; lamentablemente, tenemos que resumir que, en este país y en muchas partes de Canadá, ya no se puede ver las sierras y serranías nítidamente; aun en lugares comparativamente tan despoblados como éste, no se puede olvidar en qué clase de mundo estamos.
Esta mañana, antes de salir, por una parte, aumentamos nuestros conocimientos en medanología, y por otra parte, encontramos un monumento nacional vespucciano que no figura en la lista oficial de monumentos nacionales.
>~ En cuanto a la medanología, de madrugada fuimos a dar otro paseo; y observamos lo siguiente.
~ Soplaba un viento bastante fuerte, y pudimos ver que la teoría de la formación de médanos por el viento empujando la arena es no solamente teoría sino también práctica: vimos los granos de arena apurarse y apurarse a tropezones por millares, empujados po el viento; y también los escuchamos gemir, o susurrar, según cómo quiera llamárselo.