Todo es diminuto, hasta la geología es diminuta; con un sedimento de un espesor - en su punto de mayor profundidad - de unos ridículos 13,5 metros; después de las megamedidas geológicas a las cuales nos acostumbramos.
¿Qué pasó?
Pasó que habíase aquí, una vez, 34-35 millones de años atrás, se calcula, una comarca de rica flora, buena red fluvial, fauna como corresponde, viviendo en su felicidad, cuando, del submundo, surgió un gran aterrador monstruo escupiendo fuego. Un volcán.
Con su lava, tapó un río, acaso varios, formando así un lago.
Y su ceniza, sumamente fina, fina como talco, como lo es ceniza volcánica, entró a depositarla en una capa de muchos metros de espesor por toda la comarca, incluyendo el fondo del lago, naturalmente;
• una ceniza tan densa que, barrió del aire consigo en su descenso toda criatura chica que volaba, y que, luego, sepultó dentro de sí toda criatura chica que había volado y toda criatura chica que todavía reptaba, tanto alrededor como dentro del fondo del lago;
• una ceniza tan fina también que pudo moldear y preservar con microscópica precisión hasta los más microscópicos detalles de todas esas criaturas.
Naturalmente, como parece que siempre ocurre, este espesor de ceniza-trampa fue luego cubierto por otros sedimentos, con el resultado de que la ceniza se volvió piedra, las criaturas, fósiles, y de que ambos fueron protegidos y preservados durante todos esos millones de años. Naturalmente, como parece siempre ocurrir, al período de sedimentación sucedió un período de erosión, la erosión pacientemente desmenuzó y llevó los sedimentos de protección, y el yacimiento de cenizas petrificadas fosilíferas reapareció en superficie.
Hoy, un paraíso de los geólogos, paleontólogos, entomólogos, botánicos, con algo de 80.000 especímenes extirpados en los cien años desde su descubrimiento; con algo, de 140 especies de mini-flora, pero sobre todo, algo de 1.100 especies de mini-fauna, como ser libélulas, escarabajos, hormigas, mariposas, arañas.
Tomamos una fotografía del fósil de una abeja con las nervaduras de sus alas en el más maravilloso, hasta milagroso, detalle. Increíble.
¡Qué belleza!
Tenemos suerte de no estar aquí en primavera o principios de verano, porque es cuando hay por aquí otros bichos, igualmente pequeños pero de ninguna manera tan plácidos e innocuos como los fosilizados; garrapatas transmisoras de dos tipos de fiebre; de una, la Colorado tick fever, nada sabemos; pero la otra, la Rocky Mountains spotted fever, parece ser un tipo de tifo ... Y nosotros pensábamos que, de semejantes peligros, tendríamos que precavernos recién por ahí, en los trópicos.