Y esta empresa empezó, como muchas de las grandes empresas de hoy, en el siglo pasado, como la iniciativa y el esfuerzo de una sola persona, sin dinero y con mucha energía. Naturalmente, eran otros tiempos; ni siquiera había impuestos.
■ Para terminar con Denver, y ya saliendo de la ciudad, a la tardecita del tercer día, fuimos a visitar, en la cumbre de un alto cerro de las afueras, la tumba de Buffalo Bill. No teníamos ninguna razón para hacerlo salvo que su nombre es famoso en este país como uno de los personajes más pintorescos de la pequeña historia del expansionismo vespucciano del siglo pasado. La carretera hacia la cumbre del cerro resultó ser bastante empinada, con muchas curvas difíciles, pero pintoresca; lo que no es extraño en este estado con docenas de picos mayores de 4.000 metros, y muchos más, mayores de 3.000 metros. Pero llegamos demasiado tarde para ver la tumba, así que vamos a pasar la noche por aquí, que es ya ahora.
Mañana, la visitaremos y seguiremos viaje.
Pero una cosa con la cual tropezamos aun antes de haber visto la tumba, es otra demostración del analfabetismo vespucciano: en todos los carteles dando direcciones hacia la tumba - y los hay muchos - el nombre figura como Buffalo Bills, mientras que lo correcto hubiese sido Bill's con apóstrofo; con el apóstrofo, la "s" sería la manera inglesa correcta de indicar el posesivo; sin el apóstrofo, falta la idea de posesivo, y el nombre se presenta como Bills, que no lo es. Otra forma correcta: Bill; como atributivo.
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Esta mañana, acabamos de echar un vistazo a la tumba. Naturalmente, la inscripción alusiva está adornada con otro ejemplo de analfabetismo vespucciano.
Estamos viajando otra vez, no sin, antes, haber tenido una última muestra de lo negativo de Denver.
En un parque municipal cerca de la tumba, hay un excusado público, por fuera, una construcción sólida, señorial, de mampostería; de paredes gruesas, y por dentro, con cuatro agujeros directamente en el suelo, sin agua, y no solamente sin puertas delante de los agujeros, sino sin tabiques entre los agujeros, realmente increíble.
Pero, en realidad, nos hace acordar de un motel que vimos, donde el baño era simplemente una parte del dormitorio sin ninguna puerta, sí, quizás una tela colgando; ello, a su vez, no muy diferente de la situación en muchos departamentos de este país, de tener el baño sin la menor ventilación salvo la puerta directamente a la cocina, la cual cocina, a su vez, muchas veces no >>>>>>>>