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  echa al desagüe, de la pileta de su cocina, de la bañadera, del inodoro, de >>las industrias químicas y otras, ... todo milagrosamente rejuvenecido en >>agua potable.

No todo el mundo puede tener la satisfacción de beber el agua más analizada de la Tierra, con 200 controles diferentes para detectar alrededor de 400 posibles contaminantes diferentes en el agua de desagüe.

Hablando de escasez de agua, las autoridades municipales denveritas descubrieron, y tratan de convencer de ello la población, que una manera de economizar agua es dejar de insistir en plantar vegetación ajena a la zona, que requiere mucho riego, y más bien ingeniarse en utilizar, en formas decorativas, las plantas locales adaptadas a la poca agua disponible; una idea genial.

Volviendo al agua de basura, transformada en potable, las autoridades mismas, evidentemente, no tienen tanta fe en su salubridad, porque destacan que, a más de los 200 análisis susodichos, también conducirán grandes programas de observaciones médicas para detectar cualquier posible efecto en la salud pública.

  La noción de una fábrica de dinero, a primera vista, es bastante cautivante, pero, como Božka observó, una fábrica de dinero es menos que una fábrica de aparatos fotográficos, no solamente en el procedimiento industrial, sino porque, en vez de recortar y estampar piecitas de metal que se volverán partes de una cámara fotográfica con un valor propio necesario e irreductible, recorta y estampa piezas de metal que se vuelven monedas sin valor propio, con valor solamente abstracto, asignado y revocable.

Es llamativo con qué facilidad un pedazo de metal casi sin valor de repente se vuelve algo de valor mucho más grande. Pero peor es con los billetes de banco. Debajo del valor arbitrario de la moneda, por lo menos le queda al metal su valor intrínseco por más reducido que sea, mientras que en el dinero de papel, debajo de su valor nominal arbitrariamente asignado, el valor de la materia prima, o sea del papel y de la tinta, es de 0,00.

De todos modos, hay que reconocer que, y sobre todo hay que darse cuenta de que, así, con una fábrica de dinero instantáneo, de vil metal, de peor papel, es mucho más práctico para los políticos: pueden imprimir y acuñar todo el dinero que quieran.

En esta casa de monedas, se fabrica diariamente millones de monedas en fracciones de 1, 5, 10 y 25 centavos de dólar; en un año, unos 6.000 millones de monedas.

Adentro de la fábrica, no se puede fumar y no se puede tomar fotografías. Preguntamos por qué. No se puede fumar porque molestaría a los que no fuman - y, sobre todo, porque la gente es chancha y tiraría sus papeles por todos los lados. No se puede tomar fotografías por razones de seguridad - y, sobre todo, porque la gente es puerca y dejaría caer sus papeles por todos los lados. No tenemos dificultad en creerlo.