de la ruta porque pasa por un embudo natural de viento, donde vientos pueden alcanzar más de 150 kilómetros por hora y echar hasta enormes camiones con acoplados fuera del camino.
Hemos cubierto apenas nuestros primeros kilómetros de Terra Nova, o Newfoundland, o Terre Neuve, o Terranova, y ya enseguida dan la impresión indudable de otro mundo.
El paisaje está pelado; la topografía está muy convulsionada, curiosamente punteada de morones alisadamente cónicos; durante algún tiempo vimos, en la lejanía, un caudaloso torrente de montaña precipitándose, estrellándose, por una pendiente de quizás cincuenta grados - uno se pregunta de dónde, ya que empezaba en la cumbre misma del macizo.
El tiempo - de fuerte lluvia pues, de cielo tormentosamente nublado, de neblinas rodando por las faldas de los macizos - agrega un carácter todavía más extraño al ambiente.
Uno se pregunta cómo puede ser que una tierra tan cerca de Nova Scotia sea tan diferente. Si fuera una isla a mil kilómetros, se entendería, pero son solamente unos 180 kilómetros que separan Terra Nova de Nova Scotia. Muy interesante, muy diferente, y nada más que para este cambio, valdría la pena venir hasta aquí.
Al salir de Port-aux-Basques, tan atónitos y tan admirados nos quedamos, que no tuvimos el tiempo de mencionar en su debido momento que, efectivamente, vimos un gran cartel con la advertencia de la posibilidad de vientos de hasta, según el cartel, 200 kilómetros por hora.
Pasó una hora, o quizás una hora y media, desde la última anotación, y las cosas han cambiado drásticamente.
No sabemos qué hay a lo largo de la carretera en este momento, lado izquierdo o lado derecho, porque entramos, hace un rato ya, en una tormenta de nieve - primero, lluvia mezclada con copos innocuos, pero luego, nieve pura, la primera nevada que encontramos en este viaje. Si fuera solamente la nieve, no sería tanto, pero hay un fuertísimo viento que nos viene de frente, y el coche está luchando contra esta gran fuerza a tal punto que no puede levantar velocidad más de cierto límite - lo que, aunque pudiera, no sería prudente en estas condiciones. Hace un rato, hasta tuvimos que pasar a segunda velocidad para tener fuerza contra la violencia de este viento. Por el trazado de la carretera, se puede suponer que estamos en una zona de lomas suaves.
La nevada ha disminuido un poco. Vamos a tratar de grabar algunas impresiones dentro de lo que permitan las circunstancias.
Se divisa un poco los alrededores. El panorama se revela como de lomas bajas, cubiertas de bosques de pinos; pinos de tamaños desde regular hasta raquítico, >>>>>>>>