Pero lo que siempre resultó un imán unánime para la curiosidad bovina fue cada vez cuando Karel, utilizando su mejor pulmón y mejor garganta, hizo una imitación de los mugidos: entonces, automáticamente, todos se acercaron cada vez con cara descreída, a ver qué cosa inaudita podía ser eso.
Acercándonos a nuestra próxima meta, el pueblito de Ekalaka, siempre en Montana, donde parece que se puede ver los esqueletos de dos dinosaurios, raros aun dentro de la gente dinosauria: uno, con pico de pato, el otro, con tres cuernos. Vamos a ver.
Empezó nuevamente el asfalto y terminó la tranquilidad.
De vez en cuando, sin previo aviso, y a intervalos perfectamente desiguales, por ende impredecibles, el asfalto ondea en un olaje tal que nuestro vehículo entra a brincar como potro indomado; lo único que puede prevenir que pierda el alma es una abrupta frenada.
Estuvimos en Ekalaka.
Estuvimos en lo que va a ser un museo. Donde pensábamos pasar quince minutos, pasamos tres horas.
No vimos los dos esqueletos; por lo menos, no los vimos armados sino desparramados, hueso por hueso, en diferentes lugares; pero sí vimos los dos cráneos; el cráneo de tres cuernos - uno, en la nariz como un rinoceronte, y los otros dos, de la manera normal en el cráneo; y también el cráneo de pico de pato - si bien, en la parte trasera de las mandíbulas, con centenares de dientes que se iban reemplazando continuamente a medida que se desgastaban.
La confusión de los huesos se debe a que llegamos en un tiempo de grandes cambios en este pequeño pueblito con grandes ideas.
Ella se atreve, porque el bicho está muerto ... hace mucho
Según nos explicó el iniciador, director, albañil, curador, electricista, paleontólogo, el alma, de este museo, un maestro de ciencias naturales que está dedicando su vida a este proyecto en todas las capacidades susomencionadas, y otras que seguramente nos estamos olvidando, el pequeño edificio donde, en los diez últimos años, se concentraban las actividades, no alcanzaba más; entonces, por medio de donaciones recibidas, compró un edificio más grande, sin terminar, y lo está transformando, agrandando, haciendo con él algo que nosotros, que lo vimos, podemos decir que va a ser muy atractivo, muy original, se podría decir, único.
Si bien el edificio nuevo no está terminado - lo están terminando, él y algunos voluntarios del pueblito, de a poquito - las colecciones del lugar previo ya las trajo al nuevo sitio; pero, como es obligado después de cualquier mudanza, todo es todavía un campo de batalla.
Ahora que ello fue nuestra gran suerte. Ese hombre tan notable - sí, nos habíamos olvidado, también es fotógrafo, y hace también todos los trabajos de >>>>>>>>