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francés, por sus primeros invasores, ni en inglés, por sus segundos invasores, ni en castellano, por los Castellanos, quienes, es cierto, nunca vinieron, pero tenían el derecho teórico y exclusivo a Nova Scotia por el tratado de Tordesillas con Portugal, sino que lo tiene en una extraña forma latina para una invocación de filiación gaélica.

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Después de esperar 24 horas, estamos embarcados en el buque que nos llevará de Nova Scotia a Newfoundland, Terra Nova.

Ayer, durante la espera, nos sucedió algo que no se nos hubiese ocurrido que podría suceder: se nos acercó un periodista, pidiéndonos, con lluvia y viento, una entrevista para un diario local. ¿Cómo interpretar la ocurrencia? ¿Está equivocado el periodista o estamos equivocados nosotros? ¿Olfateó algo el periodista de lo que tendríamos que tomar consciencia aunque no lo tomemos en serio?  Vamos a ver si re-ocurre la cosa.

También ayer durante la espera, fuimos a una oficina que hay en la terminal marítima, supuestamente para dar informaciones sobre Terra Nova. A las más o menos seis preguntas que les hicimos, recibimos seis veces la contestación de que no sabían - probablemente una máxima de eficiencia informativa. No vemos por qué tendríamos que utilizar, en lugar de la palabra "máxima", la palabra "anotación" - que es lo que muy simplemente significa la palabra inglesa "record", y por colmo desfigurada en récord - cuando la palabra "máxima" expresa exactamente, mucho más directamente que la palabra inglesa, lo que se quiere indicar.

Máxima de ineficiencia que trae a memoria una historia que empezó en Nueva York y que todavía no terminó. Resulta que tenemos nuestra bomba de aire propia para inflar los neumáticos y que tenemos nuestros medidores de presión propios; pero queríamos verificar éstos comparándolos con medidores de presión de otra fuente, o sea de alguna estación de servicio. La primera vez que tratamos de efectuar esta verificación, fue en Nueva York misma; y ahora, que estamos ya navegando entre Nova Scotia y Terra Nova, todavía no pudimos realizar nuestra intención, porque entre Nueva York y aquí no encontramos una sola estación de servicio que tuviera a la vez un compresor que funcione, un manómetro que funcione y una manguera de aire con una terminal que corresponda a nuestras válvulas de neumáticos: en algunos lugares, no tenían compresor con capacidad de 65 libras, lo que necesitamos; en otros, no tenían manómetro; en otros lugares, los tenían descompuestos; en otros, la terminal de la manguera de aire, en vez de ajustarse a nuestras válvulas, les sacaba el aire ya en el neumático; hay que haberlo visto para creerlo, pero es así. Vamos a seguir tratando, y vamos a ver cuándo y dónde, por fin, podremos encontrar el dichoso >>>>>>>>