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nosotros le vimos; no podemos decir qué color tiene en el Gran Cañón porque, allí, está casi siempre fuera de vista, y en los cortos trechos que se ve, está reducido a un filamento tan lejano y tenue allí abajo que es difícil siquiera verlo y más difícil ver qué color tiene.

De todos modos, volviendo a nuestro cruce del río Colorado de anoche, en aquel mismo lugar donde nosotros lo cruzamos sin problema por un puente, lo cruzaba, en los años 1830, en este estado de Utah de hoy, un camino real español, cuando las tropillas de mulas tenían que cruzarlo a nado.

Dead Horse Point. Vimos este cañón del río llamado Colorado, pero Verde para nosotros. Para quien no vio otra cosa, y para quien no se molesta si tiene una vista borrada por un velo de contaminación, este panorama ciertamente tiene su grandeza, su interesante complejidad, pero de ningún modo - a pesar de los 150 millones de años que tardó en formarse y de los 600 metros de desnivel entre el reborde del cañón y el río verde, perdón, colorado, allí abajo - de ningún modo, se puede comparar con el trecho del cañón llamado Gran Cañón de este mismo río Colorado.


Vista desde Dead Horse Point

Para nosotros, lo de más interés fue la inesperada vista de varios espejos de agua turquesa allí abajo, en los meandros del cañón, y el posterior descubrimiento del significado de dichos ojos de agua turquesa.

Resulta que toda la zona entre aquí, y la esquina de los cuatro estados por la cual pasamos hace poco, tiene un gigantesco yacimiento de potasa - se calcula, de 180 mil millones de toneladas, lo que quizás no signifique gran cosa para la mente, pero se vuelve más comprensible si se traduce en su equivalente de 500 años del consumo global de potasa de toda la Tierra.

Y resulta que una empresa minera está extrayendo esta potasa de una manera inortodoxa - pero que parece bien confortable.

Resulta que esta empresa estaba extrayendo la potasa de la manera más convencional posible, por medio de pozos y galerías subterráneas, hasta que, un día, los genios del directorio tuvieron una idea mejor. Decidieron que, ya que la potasa es soluble en agua, no había razón para no inyectar agua en la mina por un lado y recoger solución de potasa por el otro. Y así se hizo. Hoy, esta empresa saca del río Colorado, e inyecta en la mina, 8 a 12 kilólitros de agua por cada minuto; y, por el otro lado, recoge una solución de potasa.

Naturalmente, la operación tiene sus problemitas, pero todo se soluciona, si es que nos podemos permitir esta palabra demasiado aptamente de doble filo en el caso de esta empresa.

~   El agua no entra en, y sale de, la mina así no más; tarda nada menos que 300 días para reemerger en solución de potasa. Así que, al inyectar la primera >>>>>>>>