→→→ En las 10 millas, hay una milla medida, que es donde se establece las nuevas maximarcas. Las nuevas victorias se establecen solamente en esta pequeña, limitada, milla solitaria; pero se establecen no en una pasada solamente, sino en el término medio de dos pasadas, una, ida, otra, vuelta, las dos, dentro de un tiempo de 60 minutos.
→→→ Le tocó a un mismo corredor vencer sucesivamente las tres maximarcas, de 400 millas, 500 y 600 millas por hora. Luego, antes de que alguien pudiera vencer, a su vez, esta última maximarca, tardó 5 años.
→→→ La maximarca actual es de 622,407 millas por hora; lo que no significa, cabe recalcar, que alguien haya jamás recorrido dicha distancia en una hora sino simplemente que alguien recorrió una solitaria milla a esta velocidad; en kilómetros, a razón de 1,6093 kilómetro por milla, indica una velocidad superior a los 1.000 kilómetros por hora, más exactamente, 1.001,395851 kilómetros por hora, más rabiosa- y electrónicamente - si bien nadie pudo todavía explicarnos qué es electrónica - imposible.
Pero la verdad es que ya no tiene gracia. Estos coches ya ni tienen motores tradicionales; están movidos por retropropulsión como los aviones a chorro; parecen más bien aviones con alas cortadas para que no puedan levantar vuelo. También hay pruebas para motocicletas; ¿es realmente todavía una motocicleta, un artefacto - de dos ruedas, sí - pero con dos motores potentes, carrozado en forma de cigarro, en el cual el conductor está prácticamente acostado?
De todos modos, esta pista de megavelocidades es apenas un tildón imaginario efímero perdido en el medio de la inmensidad de las salinas, salinas cuya extensión tiene, en esencia, otro uso; otra vez, polígonos de adiestramiento para la próxima: al norte de la carretera que recorrimos para llegar, y vamos a recorrer para regresar, un latifundio militar para bombardeo; al sur de la carretera, un latifundio militar para bombardeo y artillería; y más al sur aún, lindante con el anterior, un misterioso proving ground, polígono o base experimental se podría decir - de qué, no sabemos; pero la prohibición de acercársele suena bastante siniestra.
Y ahora, nosotros, hacia el sur, en dirección a otra gigantesca mina de cobre al aire libre.
Pero nos encontramos con que el camino de acceso que tomamos fue destruido por ... lluvias - otras incongruentas lluvias en estos desiertos - y con que es impasable. Vamos a dormir aquí mismo. Mañana, veremos si se puede llegar desde otro lado.
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