Viajando hacia el pueblo de Logan, que se encuentra ya en el estado de Utah. Vamos por una autopista porque no hay otra elección; y, después de tantas rutas y caminos y caminitos, hasta un poco de autopista nos da un grano de variedad, máxime que no es el tipo interurbano de denso tráfico.
Estamos pasando por una intensa lluvia barrida violentamente por un fuerte viento. Curiosamente, un fenómeno puramente local: a variadas distancias alrededor de nosotros, se ve partes del cielo, y del panorama debajo, despejadas y soleadas.
Es realmente de notar este aguacero fuerte y limitado en esta aridez que está con nosotros desde que pasamos tan repentinamente de ambiente húmedo a ambiente árido en el norte del estado de Washington. Sí, es increíble que tan grandes extensiones de la Tierra estén totalmente inútiles; y no se trata del suelo sino de la falta de agua: de vez en cuando, se ve limitadas superficies de un magnífico verde, pero solamente cuando hay riego.
Acabamos de leer uno de los tantos carteles educativos que hay a lo largo de las carreteras de Vespuccia y de Canadá, como creemos que ya mencionamos.
Dicho cartel nos explicó que estamos viajando por el fondo de un antiguo mar interno que cubría esta zona, así como zonas adyacentes de los presentes estados de Utah y Nevada. Las serranías en el horizonte son las ex-orillas del ex-mar. El ex-mar - que llegaba, se calcula, a una superficie de 50.000 kilómetros cuadrados - no tenía comunicación con otro mar, y cuando, por un cambio de clima, empezó a desecarse, se fue reduciendo hasta dejar como vestigio presente el Great Salt Lake y otros dos lagos menores. Tardó 20.000 años en reducirse de lo que era a lo que queda.
Pero quizás estas tierras no sean tan inútiles como parecen: cabe el mismo comentario que se nos ocurrió ya cuando veíamos las inmensidades del Alto Artico, a saber que, por lo menos, las tierras inocupadas sirven de santuario donde no hay producción directa de contaminantes del ambiente, donde quizás el aire tenga la oportunidad de ir regenerándose.
Mientras tanto, pasamos del estado de Idaho al estado de Utah.
Un uso práctico de la aridez por acá, del punto de vista del gobierno, sería esconder debajo de ella un tercio de los ya mencionados cohetes MX.
Un cohete, según las apetencias de los militares, de 96 toneladas, de 21,6 metros de largo, de 2,35 metros de diámetro, con 10 ojivas nucleares dirigibles individualmente, cada ojiva con poder compactado de 5.000 bombas de Hiroshima, y con precisión dentro de menos de 100 metros del blanco.
Después de leer aquel cartel didáctico, podemos ver con toda facilidad, a todo el largo de los cerros, la línea de la antigua orilla del antiguo mar mediterráneo, inclusive la clara diferencia de estructura entre la parte de la >>>>>>>>