• Canadá se extiende sobre no menos de seis husos horarios contiguos. De >>manera que, el otro día, cuando entramos a New Brunswick a las 5 de la >>tarde, en Yukon era la 1, en las Rocosas eran las 2, en el Centro eran las >>3, en Ontario/Québec eran las 4, en New Brunswick, esta Nova Scotia y >>Labrador eran las 5, y en Terra Nova eran - no, no las 6, sino las ... 5:30; >>una curiosidad que nada cambia al macrotamaño canadiense.
Después de un día que pasó no sabemos cómo, tanto tuvimos que hacer, comimos para nuestra cena los pedazos de ciervo conseguidos ayer; el resultado es que, como sabor, no sentimos diferencia entre esta carne y carne vacuna; y la grasa tiene la misma característica que la grasa ovina, o sea que se endurece muy rápido.
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Hoy, amanecimos con un tiempo diametralmente opuesto al de ayer: cielo nublado, ligera llovizna; en compensación, la temperatura se elevó bastante, hasta los 15 grados.
Próxima meta, la ciudad de Baddeck.
A lo largo de lo que, en el mapa, es la prometedora costa oriental, o sea atlántica, de Nova Scotia. Pero, en la realidad, de mar se ve muy poco - de mar abierto, nada; solamente extensiones de agua muy limitadas, obturadas por islas tras islas. Efectivamente, si uno se fija nuevamente en el mapa y presta más atención a los detalles, uno se da cuenta de que la costa está bordeada por un collar de islas enhebradas una tras la otra. Habrá que esperar otras oportunidades para ver mar abierto.
En este mismísimo momento, acabamos de pasar a lo largo de un cementerio, de otro cementerio; desde hace ya varios días, hemos notado la frecuencia de cementerios en estas zonas. Parece que hubiera más muertos que vivos por aquí; lo que, en realidad, sería la pura lógica en muchas partes si uno piensa en todas las generaciones muertas hasta ahora y en la generación viva en este momento, aun cuando esta generación es desenfrenadamente más numerosa que las anteriores.
El mar, siempre con sus promontorios y sus islas, bien podría ser una sucesión de lagos grandes, y, a la vista, daría lo mismo.
Una observación, que no es particular de aquí y ahora sino que se vino acumulando desde Vespuccia misma, es que nunca, salvo en ciudades, se ve alma viva por dónde uno mire. Casitas, hay siempre, pero gente de carne y hueso, ninguna. Uno se da más cuenta de esta falta de seres humanos cuando necesita alguna información y no hay a quién preguntar, por más que uno busque, por más que uno espere. Pensábamos, hasta ahora, que toda la gente se queda adentro, >>>>>>>>