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  Por una parte, la situación mucho menos frecuente; en la cual la lava entró en contacto con un tronco, pero con la coincidencia de un calor ya reduciéndose mucho y de un grosor de tronco tal que el tronco pudo consumirse parcialmente en su parte externa solamente y quedar intacto en su parte interna.

Situación que se puede combinar con la presencia de agua que disminuye el calor de la lava y aumenta la resistencia de la madera. Circunstancia que se reconoce porque basalto en contacto con agua no se enfría en columnas sino en almohadillas.

•• Por otra parte, la situación habitual y la más simple; en la cual los troncos ya de antemano estaban cubiertos por sedimentos, y en proceso de ser reemplazados por sílice o inclusive ya totalmente reemplazados por sílice, cuando recién la lava se derramó por encima de los sedimentos ya cubriendo, y así protegiendo, los troncos, de manera que la lava nunca entró en contacto con los troncos, y menos cuando éstos estaban todavía de madera; así que lo correcto es, no decir que los troncos fueron petrificados por, o en, la lava sino debajo de la lava; y a tal punto es así que, hoy, cuando se saca los troncos aparentemente de entre la lava, se los encuentra con una ganga de sedimentos que los protege como un capullo.

Así se nos despejó nuestra perplejidad; y aprendimos más de lo que pensábamos encontrar:

1) primeramente, que los troncos de este sitio se parecen muchísimo más a troncos de madera verdadera que aquellos de Arizona - los de Arizona son puras piedras con quizás un dibujo, una forma externa, de tronco, éstos aquí son menos evidentemente pétreos y tienen mucho más la estructura de la madera, hasta, en muchos casos, con las fibras longitudinales, y en otros casos, con los círculos cronológicos de la edad del árbol bien definidos e individualizados;


Aquí se puede ver

2) en segundo término, que aquí los árboles no se limitan, como en Arizona, a prácticamente un solo tipo, la araucaria, sino que ofrecen una asombrosa variedad de cerca de 300 tipos - lo que da la consiguiente variedad de estructuras e interés general en los troncos y demás fragmentos silicificados, un deleite para los ojos, una maravilla para el intelecto.

Así que los troncos de sílice, de Arizona, no son el alfa y el omega de los troncos silicificados; serán más numerosos, más grandes, y no hay duda de que son muy interesantes, pero éstos, aquí, ofrecen una temática muy diferente, y con interés igual al de aquéllos.  Lo mejor es haber visto ambos.

Comparando estos dos yacimientos de troncos minerales, una gran diferencia visual es que, en Arizona, hay un amplio despliegue sobre grandes superficies al aire libre mientras que aquí, fuera del museo, no hay nada de interés a la vista.