En varios lugares existen cuevas que servían de morada temporaria a los paraborígenes durante sus cazas y su búsqueda de plantas. Visitamos un par de estas cuevas; no queda nada a la vista, de sus antiguos trogloditas.
Con semejante alud de cosas de interés, no nos acordamos si mencionamos que comprobamos que la idea de Božka en cuanto al origen de los colores en los farallones era cierta: tuvimos la oportunidad de acercarnos, hasta tocarlas, a ciertas rocas con dichos colores, y vimos que la aparente pintura es una capa de líquenes.
Zona del pueblo de Ephrata. Por ahora, desapareció el despliegue de geología; empezaron campos, todos a base de riego puro y simple. Nosotros sabemos de donde viene el agua.
Cerca o lejos, infinidad de largos cortinados plateados de intensas lluvias artificiales proyectadas por largas cañerías sobre ruedas atravesando los campos. Estos riegos por mayor y vitales no nos hubieran extrañado en lugares como Arizona, pero aquí, en este estado de Washington, donde, en su parte occidental, vimos tanta humedad y tanta vegetación naturales, realmente nos sorprende.
Zona del pueblito de Vantage. Reaparición de la topografía cañonesca y de las masas basálticas en sus varias formas. Pero aquí nos espera otro interés; todavía el basalto, pero en otro contexto.
Resulta que, como alternación casi ineludible con el estado desértico presente, en otros tiempos esta región estaba normalmente húmeda, y provista de vegetación y fauna normales; así que no hay que extrañarse si, aquí también, hay un mal-llamado bosque petrificado.
Después de haber visto los troncos moldeados en sílice, de Arizona, la curiosidad, en este caso, es que, según nuestra información, estos troncos por acá fueron así preservados en lava, y eso no lo entendemos. ¿Cómo puede lava entrar en contacto con madera y no quemarla? Vamos a ver.
Terminamos nuestra visita a los moldes en sílice de troncos y fragmentos varios de ex-madera, y a la muestra explicativa en un pequeño museo en el lugar.
Esta muestra no contestó nuestra pregunta primordial, por lo que tuvimos que recurrir al encargado del lugar. De él aprendimos lo siguiente.
Naturalmente, no es cierto que los troncos se hayan petrificado en contacto con lava viva, como troncos en otras partes se petrificaron en contacto con cenizas volcánicas; naturalmente, madera en contacto con lava todavía suficientemente caliente como para derramarse no puede sino quemarse; lo que pasó aquí son dos situaciones distintas.