Hablando de agricultura, Canadá solía tener un doloroso problema, el problema de disponer de tierras trigueras fabulosas, en extensión y en feracidad, pero con un clima de insuficiente temporada de crecimiento. Solución: desarrollar variedades de trigo de menos de cien días de crecimiento; y no, por ello, trigo de calidad marginal; trigo capaz de ganarse galardones en campeonatos internacionales.
Un detalle, seguramente poco conocido pero seguramente muy interesante, respecto al sur de Alberta - por lo menos a una pequeña porción del sur de Alberta - es que dicha porción llegó a estar, durante un tiempo, bajo bandera ... española. Fue cuando Francia transfirió Louisiana a España; lo que incluía una franja de territorio sobre el sur de Alberta y de Saskatchewan.
Vale decir, de paso, que, eventualmente, en 1803, cuando toda Louisiana pasó bajo bandera vespucciana - no de España sino otra vez de Francia, que, en el ínterin la había recibido secretamente de vuelta de España - esta tajada de Alberta y de Saskatchewan también pasó bajo bandera vespucciana.
De esta situación sorprendente resultó, eventualmente, en 1818, otra situación sorprendente. El único caso cuando Vespuccia cedió un pedazo de terreno voluntariamente - naturalmente no sin compensación: recibió a cambio, de Inglaterra, un territorio mayor, al sur de lo que son hoy las provincias de Saskatchewan y Manitoba.
Concatenación de acontecimientos que algún empresario aprovechó a su favor pecuniario armando un anzuelo de turistas bajo el título de Cinco Banderas sobre Alberta - o sea, retrocediendo en historia: canadiense, inglesa, vespucciana, francesa, española, francesa; se supone que las naciones paraborígenes no tenían banderas - además, qué le importaría a quién.
Hay cosas, en este mundo, que no tienen importancia pero que no dejan de llamar la atención.
En Edmonton, teníamos la esperanza de hacer revelar nuestros nuevos rollos de fotografías; recorrimos todos los laboratorios fotográficos, y nos encontramos con que todos, sin excepción, utilizaban papel mate, mientras que nosotros queríamos papel brillante; y aquí, en Calgary, nos encontramos con que todos los laboratorios, sin excepción, utilizan papel brillante - lo que, naturalmente, para nosotros resulta perfecto, pero para quien prefiere el mate, aquí no hay laboratorio que lo utilice.
¿Por qué será que, en una ciudad, Edmonton, todo el mundo pedía papel mate, por lo que los comerciantes, según se nos explicó, dejaron de utilizar papel brillante - que anteriormente utilizaban - y que aquí, en Calgary, todo el mundo parece que quiere papel brillante y no el mate? ¿Será un caso de psicología colectiva, de interés para algún estudioso?