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Estas operaciones siguen sin interrupción las 24 horas del día, pero cada dos años no hay otro remedio que parar todo totalmente durante varias semanas para permitir a una fuerza de más de 1.000 hombres hacer las reparaciones necesarias que no se puede efectuar en el curso del trabajo cotidiano.

Los requerimientos de agua, electricidad y vapor de esta empresa equivalen a los de una ciudad de casi 80.000 habitantes.

Así es esta empresa pionera que visitamos ayer. Quizás como homenaje al éxito por esta empresa de vanguardia, a once años de su iniciación, se inició otra empresa con los mismos propósitos, justito del otro lado de la carretera; esta nueva empresa, aprovechándose de los desvelos y logros de la primera, invirtió diez veces más capital. Hubiéramos podido visitar también esta segunda empresa, pero hubiese sido una repetición de lo visto en la primera, así que nos quedamos con la primera solamente.

Y finalmente, en base al éxito de estas dos empresas, se está hablando de una tercera, a unos 40 kilómetros más al norte, y ésta, con un capital 3,2 veces más grande que el capital de la segunda, o sea 32 veces más grande que el capital de la primera.  Parece que el gigantismo no tiene límites.

Por otra parte, como se está volviendo evidente que no se podrá explotar por excavación de superficie las capas más profundas - a algo de 45 metros debajo del nivel original - de los depósitos de arenas bituminosas, ya hay cerebros explorando varias técnicas de extracción del betún a profundidades no alcanzables por excavación; técnicas como ser por inyección de vapor o de productos químicos en las profundidades de los sedimentos, como ser por inyección de oxígeno para prenderle fuego al betún, todo ello con el objeto de reducir la viscosidad del betún y volverlo más fluido.

Ahora bien, ¿por qué no tuvimos tiempo de anotar todo lo anterior anoche? Porque anoche, al buscarnos un sitio para pernoctar, ya casi a obscuras, nos hundimos en arena floja; y por colmo, en la parte baja de un terreno desparejo; y, para mal de males, al tratar de zafarnos con la doble transmisión, la transmisión delantera del vehículo se descompuso, de alguna manera que todavía no entendemos; así que nos quedamos con la transmisión trasera solamente, lo que, naturalmente, era perfectamente inútil; y así, ya a obscuras, el chofer de la Expedición tuvo que ir a buscar ayuda, la que, felizmente, fue fácil de encontrar porque la gente resultó ser muy atentamente servicial, al estilo de lugares apartados como éste. Pero, con todo, costó trabajo, rompimos un cable de acero trenzado, y era casi la medianoche cuando, finalmente, nos encontramos otra vez en terreno firme.

Así nos amagó, mas no tocó, el peligro de una noche atrapada justamente en estas arenas que venimos a visitar por su bitumen.

Cambiando de tema, también ayer, entre el momento cuando dejamos la planta de petróleo crudo sintético y el momento cuando nos trabamos en la arena, tuvimos >>>>>>>>