Según nos confirmó la encargada lo que ya escuchamos en Inuvik, los Inuit, históricamente, no esculpían como arte sino que tallaban para fines utilitarios o espirituales; por ejemplo, objetos de uso diario, o pequeños juguetes para los niños, o amuletos para propiciarse el espíritu de los animales matados; sus esculturas modernas, de tamaño, a veces, bastante grande, y sin uso práctico directo, son una adaptación reciente de sus aptitudes a las posibilidades mercantiles del mercado comprador de los Blancos.

Siendo así, se podría decir pues muy fácilmente que éste no es un arte inuk sino un arte hecho por Inuit - descripción ésta que tiene una importancia solamente étnica porque, como expresión artística, estas esculturas radian su notable interés intrínseco, en imaginación y en ejecución.

Después de una segunda entrevista con la Canadian Broadcasting Corporation, una segunda entrevista con el diario de Yellowknife, y de una interesante despedida sonora de los siempre asombrosos cuervos boreales, estamos viajando hacia el sur; nos estamos alejando del norte para siempre.

Ya nos tarda ver y escuchar los cuervos habituales de las latitudes más bajas; a ver si realmente hay la diferencia que nos parece que hay.

Nos detuvimos en un campamento de paraborígenes cerca del pueblo de Rae. Compramos pescado ahumado en el estado más elemental que se pueda imaginar; vamos a ver qué sabor tiene.

La fuente está cerca: el río que se vislumbra

Estar y hablar - o mejor dicho tratar de hablar - con estos paraborígenes, da la impresión de estar realmente en un país muy exótico; entre sí, hablan su idioma, y con nosotros hablaron lo que nos pareció una mezcla de mucho idioma nativo con un poco de inglés desfigurado, con la consecuencia de que mucho de lo que dijeron, no entendimos.

No es aquí la primera vez; siempre cuando pasamos por, o cerca de, un asentamiento paraborigen, nos preguntamos cuál es el estatuto de las bebidas alcohólicas, incluyendo cerveza, y si, en la vida diaria, se le da cumplimiento con el mismo vigor como suena en el papel. Algunos asentamientos prohiben cualquier alcohol dentro de un radio de 24 kilómetros, ni siquiera en tránsito. Algunos asentamientos, si bien prohiben la tenencia de alcohol, permiten su tránsito siempre que sea en botellas nuevas, sin abrir, y puestas fuera de fácil alcance.

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Esta madrugada, a las 2:30, tuvimos un doble reencuentro simultáneo. Uno, que esperábamos que iba a ocurrir ya cualquier noche, y el otro, totalmente inesperado.