El interés de Ikaluktutiak está en su historia.
«» Por una parte, en contraste con Grise Fiord y Resolute, éste, sí, es un poblado inuk tradicional, por lo menos en verano.
«» Por otra parte, se encuentra en el segmento del paso Norte ya después del diabólicamente escondido y vital estrecho que era, y queda, la clave escondida y milagrosa de todo el Paso de Atlántico a Pacífico; o sea que quien había alcanzado este lugar, si bien todavía no estaba en el Pacífico, ni de lejos, sin embargo ya había ganado el partido.
Ello nos hace pensar que, algún día, si Dios quiere, también cruzaremos el estrecho de Magallanes, con sus propias historias épicas de Atlántico a Pacífico.
Aquí, en Cambridge Bay/Ikaluktutiak, quedó una reliquia de lo que unos llamarán la conquista, y otros, la invasión, del tan buscado paso Norte: aquí, Amundsen tuvo que dejar su barco Maud.
Nos estamos aproximando a Yellowknife. Qué diferencia entre este avión y aquella avioneta carguera del Alto Artico, entre los asientos mullidos de éste y los asientos de campaña de aquella, entre el silencio de éste y el ruido ensordecedor de aquella, entre la presurización de éste y la falta de presurización de aquella con el consiguiente problema de oídos a cada bajada.
El avión está bajando hacia Yellowknife. Empezamos a divisar, entre los grandes afloramientos basálticos que son el rasgo principal de la topografía alrededor de Yellowknife, hileras y pequeños grupos de lo que nos parece, después de habernos acostumbrado al desierto pedregoso del Alto Artico, una maravilla pura y simple de la naturaleza - algo que sale verticalmente de la tierra, algo que tiene ramas, algo que tiene verdor, algo que respira y algo que se mueve en la brisa, algo que, de ahora en adelante, apreciaremos como un verdadero tesoro.
Antes, nos maravillábamos ante la belleza o el tamaño de una planta, ahora nos maravillamos y nos maravillaremos ante su simple existencia. Y no olvidaremos los sauces enanos y aplastados ni tampoco las florcitas - al contrario, nos quedaremos con el recuerdo muy grato de la fortitud y de la belleza muy especiales de aquellos arbolcitos y aquellas florcitas valientes.
Estamos en Yellowknife. Estamos en uno de los tres lugares que ya utilizamos anteriormente para pernoctar. Nuestros ojos detallan las maravillas, en estructuras, en colores, de un árbol: el tronco, la corteza, las ramas, las ramitas, las agujas, las piñas; ¡qué inventos, qué creatividad!
La cocinera de la Expedición está preparando la cena. Comenta lo malo de la comida en Resolute, y en el Artico en general - malo para la salud, se entiende; todo lo malo que se ve en todas las partes, con la agravante de que, en el Artico, no se le puede escapar porque, de comida buena, o sea verduras y >>>>>>>>