Seguimos levantando una polvareda fenomenal; ayer, cuando nos paramos, todito en el coche estaba empapado de polvo finísimo como después de una mini-erupción volcánica.
Se terminó la carretera inconclusa. Algún día, tendrá sus puentes y basurales; y algún día, no habrá más osos ni bisontes.
Se terminó, empalmando, a la altura de Fort Simpson, con la carretera Mackenzie. Nuestro próximo pueblo, Fort Providence, está a 225 kilómetros.
La carretera Mackenzie será conclusa en el sentido de que tendrá sus puentes, pero con igual ripio y polvo que la inconclusa.
Trout River (Río de las Truchas), desde la Mackenzie Highway
Los tábanos, que notamos ayer por primera vez - en el lugar de los bisontes - han llegado a la misma densidad que los mosquitos, y donde paramos nosotros, están ellos, esperándonos. Hay que tener razones muy valederas para salir del coche para enfrentarse con semejantes nubes. Y cuando arrancamos, nos escortan con determinación, y recién a los 40 kilómetros por hora logramos deshacernos de ellos.
El monte sigue tupido, pero más bajo, así como siguen las grandes extensiones despobladas.
Hablando de razón valedera para enfrentar los tábanos, como si hubiese sido una premonición, recién, en un primer tal incidente, una goma nuestra rindió el alma; se quedó sin aire, a los 40.680 kilómetros de esta Expedición. Debe de ser - más que un pinchazo, porque, en este ripio, es difícil que haya algo que pinche y porque es difícil que una cubierta radial pierda su aire tan rápido por pinchadura - algún desperfecto en la estructura de la goma por el tremendo castigo de los caminos que estuvimos, que los neumáticos estuvieron, recorriendo.
Para nuestra sorpresa, al cambiar la rueda, si bien los tábanos armaron un remolino alrededor de nosotros - salvo una vez, ni nos tocaron; quizás haya sido por el repelente que llevamos.
Cambiando la rueda
La carretera se va civilizando; aparecieron los primeros carteles viales; uno de ellos, en una curiosa combinación, indica dos kilometrajes: hasta el pueblo más próximo, Fort Providence, y hasta la ciudad de Edmonton, a unos 1.350 kilómetros. Qué razón puede haber para indicar, ya aquí, esta ciudad lejana, pasa de nuestro entendimiento.
Estamos cruzando el río Mackenzie justo antes del pueblo de Fort Providence, el mismo río Mackenzie que cruzamos por aquel pontón de hielo cerca del pueblo de Red Arctic River, y el mismo río Mackenzie por el cual viajamos, también sobre hielo, para salir al océano Artico helado, hacia Tuktoyaktuk.
Aquí, este río sirve de desaguadero del Great Slave Lake. Es éste nuestro >>>>>>>>