Pueblito de Machias. Es el primer núcleo urbano que vemos desde Nueva York que da una impresión placentera. Es un pueblito chiquito no más pero tiene una mezcla de colinas y valles, un poco de agua, y edificios atractivos en su simplicidad, un conjunto bien agradable a la vista y probablemente también para vivir en él.
Y ahora, el pueblito justamente después de Machias, en realidad se llama East Machias; y éste también es un descanso para la vista; un río pequeño, juntándose con otro pequeño río, calles no en cuadrilátero, casas no en hileras, una cosa sin pretensión alguna, pero un descanso para la vista después de tantos conglomerados urbanos sin personalidad, sin característica, que hemos visto desde Nueva York hasta aquí.
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Hoy, recorrimos un gran total de ocho kilómetros.
Anoche, dormimos - o tratamos de dormir - cerca del mar, sobre un gran brazo, en la desembocadura de un riachuelo; éste posiblemente estaba contaminado porque sus aguas eran bien marroncitas y con espuma encima. Del otro lado del brazo, había una gran estación de radiofonía con 14 antenas bien altas, conectadas entre sí y con una torre central. En el medio de la noche, nos despertamos por un gran estruendo de aguas, poderoso rugido, y nos precipitamos fuera del vehículo a ver si no se nos venía el mar encima; no, no se nos venía encima, pero sí estaba luchando poderosamente contra el riacho, lo que hacía una barra marina.
Esta mañana, como teníamos algunas cosas, tanto de escritorio como de casa, que hacer dentro del vehículo, decidimos quedarnos a disfrutar del mismo lugar; pero, eventualmente, como hacía mucho viento cerca del mar, buscamos un lugar más abrigado, y es así que, ocho kilómetros más lejos, encontramos este lindo lugarcito entre árboles en un pequeño bosque de coníferos. Y como, finalmente, se hizo demasiado tarde para viajar, aquí también pasaremos la noche.
Así también tuvimos tiempo para escuchar la radio, y nos resultó evidente que, en esta parte norte de Maine, la única recepción radiofónica práctica y consistente es de origen canadiense, ya sea desde Saint John, en New Brunswick, o incluso desde Ottawa, ya sea de emisoras francófonas de Québec, mientras que la dieta radiofónica local se reduce más o menos a una estación; de manera que, por lo menos en este caso, la influencia no es vespucciana en Canadá sino canadiense en Vespuccia.
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