También fuimos a visitar una cabaña experimental de ovinos almizcleños - que ahora, después de la visita, tenemos que llamar ovíboses almizcleños. Pero fue interés frustrado: resulta que los animales para los estudios tuvieron que ser devueltos a sus dueños, y ahora la cabaña está recién en el proceso de formar nuevamente un plantel de ovíboses almizcleños mansos; así que, por ahora, todavía nada saben de lo que quieren saber.
Con todo, cosechamos las siguientes fundamentales.
¤¤¤ Nada de bovinos, tipo musk-ox a la inglesa; nada de ovinos, tipo carnero almizcleño a la española. Estos bichos son un eslabón por derecho propio entre la rama Bos y la rama Ovis, y se merecen su propia denominación: Ovibos. Así que cuando, durante la merienda, allí en el medio del río Mackenzie helado, tratábamos de inventar un calificativo para nuestro fiambre de carne incierta, como ovibovino, la ocurrencia no fue tan descabellada.
No más confusión. Son ovíboses almizcleños; o, para mayor elegancia, ovíboses moscados. Qué simple claridad, después del puchero de buey y carnero sin buey ni carnero.
Y quien quiere no complicarse la vida con todo lo dicho y, sin embargo, no caer en inexactitud, podría decir simplemente "pigmones", derivado de la palabra checa pižmoň para esos bichos.
¤¤¤ Altura de esos monstruos fotográficos: 1,2 a 1,4 metro, no más.
¤¤¤ Tienen el pelaje más largo de cualquier animal salvaje, casi un metro, de manera que casi alcanza el suelo; lo que contribuye, junto con los extraños cuernos como coraza en la frente, a crear el aspecto de inexpugnabilidad.
Curioso es que está prohibido a particulares tener y criar ovíboses almizcleños. ¿Por qué? Porque, según nos dijo nuestro interlocutor, son animales salvajes con peligros inherentes; pero cuando le dijimos que vacas también, y caballos también, y otros animales también, habían sido, en un tiempo, salvajes, y eventualmente se habían amansado y domesticado por los cuidados de simples particulares, y que lo mismo pasaría con estos ovíboses almizcleños, no supo qué decir.
En otro renglón, hubo experimentos de cultivo de cereales en la zona, más exactamente en el clima, de Fairbanks. La sorpresa fue que la cebada rindió 100/oo más proteínas que la mejor cebada de los "Estados de Abajo"; y que el trigo rindió entre 40/oo y 60/oo más proteínas que el mejor trigo de Kansas.
Finalmente, en otro renglón por completo, Fairbanks tiene un juego de azar anual verdaderamente ártico: hacia fines de invierno, se apuesta cuándo el hielo del río Tanana se abrirá y empezará a moverse aguas abajo. Y el que acierta, bien se puede llevar más de cien mil dólares - minus lo que le sustrae Tío Sam y otros impuestos.