vuelve automáticamente, con las ceremonias apropiadas, naturalmente, un obispo; un curioso caso de pesar y regocijo en el mismo instante.
Pasando a otro tema por completo, habíamos estado en correspondencia con una planta de procesamiento de salmones, y nos había contestado que, en la época cuando pensábamos estar aquí, o sea en abril, no trabaja, que la pesca de salmones empieza en la segunda mitad de junio; y ahora, como nosotros, por los varios cambios en nuestra Expedición, estamos aquí, hoy 13 de junio, fuimos a ver si, por casualidad, la planta ya trabaja. No, no trabaja. Empezarán a pescar dentro de diez o quince días.
Pero, están febrilmente atareados. No vimos salmones siendo congelados o enlatados, pero vimos, como en una película de historia liliputiense, alrededor, debajo, encima, de docenas y docenas de barcos de pesca en seco, un hormigueo de gente limpiando esto, pintando aquello, raspando, fregando, clavando, soldando, cortando, ajustando, limando, verificando, algo; y en las instalaciones de procesamiento, lo mismo.
En cierta manera, fue más interesante para nosotros ver este aspecto que el procesamiento porque plantas de pescado ya visitamos en Terra Nova.
Otra importante cosecha de las aguas alaskanas es cangrejos; y estos cangrejos proveen un muy advertidor caso, de manipulación de la mente pública, y de la manipulabilidad de la mente pública.
Habíase pues, una vez, cangrejos en grandes cantidades, y deliciosos, y muy, muy grandes, con patas tan largas, y articuladas por todos los lados del cuerpo, que cada cangrejo se parecía a una araña, solamente que mil veces más grande que una araña, a tal punto que se los llamaba cangrejos-arañas.
Pero, lamentablemente para los cangrejeros, si bien algunos gurmés se deleitaban con la delicia, no había manera de convencer al público en general que también se deleitara.
Entonces, un buen día, los angustiados, desesperanzados, cangrejeros consultaron con un experto en relaciones públicas, y el astuto manipulador dictaminó que si los cangrejeros, en vez de cosechar cangrejos-arañas, pudieran cosechar más bien cangrejos reales, éstos, los cangrejos reales, indudablemente resultarían más del agrado del público.
Y así los cangrejeros salieron a cosechar ya no cangrejos-arañas sino cangrejos ahora de repente reales - y toda la gente de por el mundo convino que cangrejos reales tenían mejor sabor que los cangrejos-arañas, que eran el más exquisito bocado de los abismos; a tal punto que los cangrejeros apenas si daban abasto.
Y así, de entonces en más, todo el mundo vivió feliz y contento - salvo los >>>>>>>>