obligación siendo no esconderlas, llevarlas a la vista - colgada del cinturón o, en un vehículo, colocada en el asiento o encima del tablero.
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Desde Tok, la carretera está pues asfaltada. Qué invento, el asfalto, después de miles de kilómetros de caminos de tierra, piedras, y barro.
Mientras tanto, la cortina de sierras de ayer quedó detrás de nosotros.
Apareció nuevamente una cadena de sierras; a nuestra izquierda.
Progresivamente se está acercando. Parece que nos va a cruzar el camino y que tendremos que adentrarnos.
Sí, es lo que pasó. Nos paramos para observar un ventisquero. Parece en receso, por la gran cantidad de morena frontal en descubierto.
Es una ilustración parcial de un fenómeno interesantemente complejo, o mejor dicho de un fenómeno simple con complejas consecuencias.
Resulta que ya desde el segundo o tercer decenio del siglo XX, la ambitura media de la zona costera sur de Alaska está en paulatino aumento y llegó a acumular un incremento de varios grados. Con un doble resultado: en altitud menor, precipitación que era de nieve cambió a lluvia, y hielo existente se derrite, y los ventisqueros involucrados, como éste, se retraen; en altitud mayor, precipitación de nieve cambió a más nieve; y los ventisqueros involucrados avanzan. De manera que hay una triple consecuencia.
De los ventisqueros bajo observación, algo de 170,
61/oo se retraen
6/oo se expanden
33/oo no cambian.
Lo que, a su vez, demuestra que un aumento de ambitura global no va a ser la catástrofe global que se pinta. Seguramente será catástrofe para unos y alivio para otros; y, a algunos, poco les importará. Así dicen los ventisqueros.
Aunque no lo supiéramos, nos daríamos cuenta de que estamos en Vespuccia; mientras observábamos el ventisquero, se nos acercó otro interesado en ventisqueros y, después de leer en voz alta la palabra Panamericana de la inscripción que tenemos en el vehículo, nos preguntó, con típica incultura vespucciana, si veníamos de Panamá.