bajando, va encontrándose con diferentes rocas, diferentemente propicias o no, así que, en media hora, el espectáculo puede cambiar, y cambia, de lugar, o desaparecer completamente, y más tarde empezar en otra parte.
Nos preguntamos cómo estaba el tiempo cuando navegó por aquí nuestro conocido Verrazano, en 1524, cuando, en esa oportunidad, dio el primer nombre europeo a esta parte de América: Norumbega. Fue, en realidad, esta región la última que él exploró o, mejor dicho, costeó y nombró, porque él sabía que, más al norte, ya había habido otros Europeos. Incluso ya por aquí, los autóctonos eran sospechosos, hasta hostiles, posible indicación de que habían tratado ya otros Europeos, y de que Verrazano, tal vez, no era el primero en estos parajes - quizás puede haber sido Giovanni Caboto, en 1498, o Miguel Corterreal, en 1501.
El nombre actual, Maine, por lo general se explica como que significa tierra firme, Main(e) Land en inglés, en oposición a las islas mar afuera; pero no es muy convincente, ya que no hay tantas islas de consideración frente a la costa. ¿Por qué no podría ser que el nombre Maine venga de la provincia francesa de exactamente este mismo nombre? Después de todo, los Franceses trataron durante bastante tiempo hacerse un imperio en las partes adyacentes, y no tan adyacentes, al río Saint Lawrence, Saint-Laurent; así que hay, por ejemplo, el estado de Vermont que, naturalmente, es una derivación del francés, significando Sierra Verdeante.
Nos preguntamos también, cómo estaba el tiempo cuando navegaron por aquí, en muy diferentes embarcaciones, los ... Vikingos.
Sí, los Vikingos, hasta hace poco, tenían sus implacables enemigos por su descaro de haber presuntivamente tocado América siglos antes de Colón, y tenían sus desdeñosos detractores por su supuesta inhabilidad de cruzar de Europa a América.
Para quien considera los Vikingos como bárbaros hirsutos y malolientes, salidos quién sabe de dónde, cruzando de repente, como única e imposible hazaña de su existencia e ineptitudes, de Europa a América, el antagonismo y el desdén son casi inevitables, la única actitud racional posible.
Para quien se despoja de la ignorancia prevaleciente,
- y considera, primeramente, que, ya en los siglos IX y X, los Vikingos navegaban por el Volga hasta el lejano mar Caspio y, en la costa sur de éste, comerciaban por mercaderías de Persia y China, lo que significa que conocían de esas partes de la Tierra antes de Marco Polo, 300 años antes de Marco Polo;
- y considera, segundamente, que no era un tráfico efímero, accidental, que hay sitios arqueológicos de fortines vikingos en Rusia, que se encontró y se va encontrando muchas monedas árabes, que el Museo de Estocolmo tiene una seda china de aquella época;
- y considera, terceramente, que este tráfico en gran y sostenida escala se vio terminado solamente por el repentino y forzado corte de aquella vía de navegación por el río Volga en 970;