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cámaras fotográficas; antes, había que cuidar que no se produjera condensación en los lentes ni en el mecanismo, por cambios abruptos de ambitura; ahora, hay que protegerlos para que no penetre polvo; parece que siempre hay que luchar con algo; los grabadores, también hay que protegerlos; el único aparato que no necesita protección es el fotográfico intraacuático: si es hermético al agua, también lo es al polvo.

Apenas nos alejamos un poco del río, nos encontramos un lugar cobijado por árboles, de agujas y de hojas, para pernoctar, y aquí estamos.

Mañana sí, estaremos en Alaska.

Ah, momentito. Una cosa que ya varias veces nos olvidamos de anotar es que, en Yukon, especialmente en la zona de Whitehorse y de Dawson City, en cuestión de calendario en la vida práctica de todos los días, utilizan el calendario del año, dicen, 1898, año máximo de la corrida del oro. ¿Cómo se explica? Pues, por el hecho de que los días, las fechas, las semanas, los meses, las fiestas, de este año corriente y del año 1898 son exactamente los mismos e intercambiables.

Ahora sí, basta para hoy.

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Pasamos una noche tranquila y silenciosa. Apreciamos el valor de esta beatitud como sólo se puede apreciar algo que no va a durar: pronto estaremos en Alaska, y nos tememos mucho que nos encontraremos con todas las bendiciones de la monstruosa civilización contemporánea; ojalá nos equivoquemos.

Hacia la frontera.  Por la única carretera que existe.

Carretera con grandes vistas por todos los lados; con sinuosidades de la carretera misma muy a lo lejos; ahora justamente hay un tal caso - vamos a ver cuánto tiempo nos lleva para llegar hasta allí.

No más nieve. Todo, tapizado de verdor, de árboles de agujas, árboles y arbustos de hojas, de alfombrado a ras de tierra.

Llegamos al punto de la carretera divisado hace un rato: nos tardó cinco minutos.

Hasta ahora, estuvimos siempre subiendo; estamos a unos 1.100 metros; estamos al límite de la línea de árboles, no hay más árboles más arriba de donde estamos. Quizás por la altitud, nos encontramos con una vieja conocida nuestra: nieve, resto del invierno, pero suficiente para hacernos acordar de >>>>>>>>