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de la misma manera que los meandros de un río corren localmente en muchas direcciones pero pertenecen a la dirección general del río, que es una sola.

  Así que tenemos que mejorar nuestra terminología y hablar de lúminas circumpolares, en vez de las infelices auroras boreales.

* No es cierto que cuanto más al norte o al sur, tanto más se verá lúminas boreales o australes. Se descubrió, que la incidencia de lúminas va aumentando substancialmente desde las latitudes medianas hacia los polos, pero que, después de alcanzar un máximo, vuelve a valores menores hacia las zonas más polares.

* Las coronas de lúminas no son circulares sino irregularmente ovaladas, y no centran en los polos geográficos sino en los polos geomagnéticos. Lo lógico.

  Es natural, pues, que hayamos visto mejores lúminas circumpolares en Eagle Plains y en el círculo polar que en Inuvik. También las podríamos haber visto en Chisasibi, en la bahía de Hudson. Lamentablemente, no podremos ver las lúminas australes así como nadie las puede ver, porque el óvalo de lúminas circumpolares australes ocurre demasiado lejos de cualquier zona habitada, de la punta de Africa, de Australia y, en el caso nuestro, aun de la punta de América.

Ahora se presenta la pregunta de por qué, mientras nosotros descubríamos las lúminas desde abajo, los científicos las estudiaban desde arriba. Sus razones no son abstractas, sino prácticas en grado máximo.

Se cree que el universo, o por lo menos el 99,9/oo del universo, es simplemente un gas tan caliente que sus exátomos forman un plasma; y el plasma producido por las lúminas es el único plasma natural que se puede estudiar fácilmente, con instrumentos llevados por cohetes o satélites. Una de las esperanzas de los científicos es poder, por medio de un mejor conocimiento del plasma, solucionar algunos de los problemas todavía sin solución de la fusión termonuclear controlada. Además, se cree que los electrones de la radiación electromagnética solar pueden dar señales espurias a los satélites que orbitan en la zona de las lúminas; se cree que por lo menos un satélite artificial fue perdido por esta causa. También se ha notado un paralelismo entre el aumento de actividad luminal y el aumento de interferencias en la radiofonía y en los radares. Razones todas, perfectamente prácticas y perfectamente ajenas a nuestro enfoque de sutileza y belleza.

Este artículo realmente nos vino de medida y como a pedido.

Como previsto, todo este tiempo, estamos prácticamente enclaustrados dentro de las cuatro paredes de nuestro departamentito, siendo las únicas impresiones recibidas del mundo externo las emisiones radiales durante los momentos de comida, y los cambios de duración en la luz del día.