simplemente por el largo lineal del recorrido que tiene que seguir dentro de cada baño: al hacerle dar más vueltas o menos vueltas en tal o cual baño, la película se queda más tiempo o menos tiempo.
║ Después de lo cual, viene el secado; que también requiere su largo de tiempo y al cual, por lo tanto, también se dio la distancia a recorrer suficiente dentro de la cámara caliente para lograr el tiempo deseado.
║ Así que los varios tanques tienen tamaños de acuerdo a la distancia a recorrer dentro de cada uno, siempre a la misma velocidad, para lograr la adecuada duración de estadía en cada uno.
║ En la impresión de los positivos - que, según tomamos consciencia en Kodak, no es una impresión porque no es una im-presión en el sentido que se da habitualmente a esta palabra, por resultado de contacto a presión en papel común, sino que es una impresión en el sentido de influencia fotoquímica en papel sensitizado, y que, por lo tanto, sería mejor no llamar impresión sino quizás transferencia - en la transferencia de negativo a positivo, es también automáticamente que la película pasa por la máquina, desde el fotografiado del negativo al secado del positivo; salvo que, aquí, el operario tiene la posibilidad de ejercer su juicio, para compensar, dentro de ciertos límites, las deficiencias del negativo, o completamente alterarlo a propósito; lográndose tales propósitos con tan sólo apretar una tecla o una combinación de teclas en un teclado como de una máquina de escribir.
║ Y, sin embargo, aun con tantas maravillas tecnológicas, cuando las fotografías salen ya listas y cortadas, viene la etapa final, que es la de control de calidad, donde ninguna máquina, con o sin procesadora, puede reemplazar todavía al técnico quien, sus manos cubiertas con guantes blancos, toma cada fotografía una por una y con un rápido y experto vistazo decide si su calidad es aceptable o si hay que volver a hacerla.
En cuanto a la biblioteca, nos esperaba, providencialmente, en una mesa, como para que no pudiéramos no verla, una información como de medida y a pedido para nosotros; una revista científica con, para asombro y deleite nuestros, un artículo ¿sobre qué? las lúminas polares.
Resulta que, mientras nosotros observábamos las lúminas polares desde abajo, teníamos competidores haciendo lo mismo desde arriba. Resulta que lanzaron, no hace mucho, dos satélites en órbita polar para estudiar las lúminas desde arriba. Uno de los satélites se encuentra a unos 25.000 kilómetros de altitud, tiene tres cámaras, dos, dentro de los largos de ondas visibles al ojo humano, y una, en la banda del ultravioleta; cámaras provistas de un sistema selectivo por el cual las cámaras admiten la luz tenue de las lúminas pero rechazan cualquier luz más fuerte que dicho umbral; qué invento. El otro satélite se encuentra en una órbita más baja, y lleva a cabo un estudio concomitante de las perturbaciones eléctricas en la alta estratosfera.