En camino, ahora.
Siempre en dirección al norte. Hacia la ciudad de Bangor. No tenemos más citas en el futuro cercano, así que no tenemos más aprietos desde este punto de vista, pero nuestro gran atraso en kilómetros diarios a recorrer sí nos aprieta, y habrá que recuperarlo si queremos llegar al océano Artico en invierno - y lo queremos.
El tiempo es muy tibio, con neblina y llovizna. La gente nos dice que es una situación extraordinaria, que habitualmente hace mucho más frío en esta época del año. En efecto, por todos los lados, se ve evidencias de que ésta es una zona de fríos bastante grandes: por ejemplo, las tiendas venden zapatos aislados y medias termales; muchas casas están rodeadas por grandes montones de leña; vimos un negocio que se llama Northern Lights, o sea Aurora Boreal; en ciertas partes no edificadas, los espacios vacíos están cortados por vallas de madera para evitar exceso de desplazamiento y amontonamiento de nieve.
Bangor. Una ciudad de tamaño regular, pero tan falta de atracción como todas las ciudades vespuccianas que vimos hasta ahora. Fuimos al mercado a ver si encontramos algo que se pueda comer, pero esto es una aventura de por sí - y seguramente habrá oportunidades de volver sobre el tema más tarde, cuando no haya más tanto apremio de tiempo como es el caso ahora.
Viajando ahora de Bangor en dirección a la costa porque se dice que la costa del estado de Maine es bastante bella; también, una industria de la costa es la recolección de langostas, y ya que parte de nuestra percepción de las zonas que atravesamos es probar las comidas locales, tendremos que comprar una langosta directamente del mar y comérnosla.
Es apenas un poco más de las cuatro de la tarde y ya la noche se nos viene encima; es increíble cómo los días se van haciendo palpablemente más cortos. Para hacer la cosa peor, hay siempre bastante niebla; va a ser más prudente pararnos, encontrarnos un lugar en el bosque para pasar la noche.
Acomodados en un lugarcito al costado de un camino pequeño.
Božka prepara nuestra ensalada cruda de cada día (compota de verduras mejor dicho - ¿cómo puede algo sin sal ser una ensalada?).
. .
*
▪
Toda esta noche, llovió mucho, sin parar, y con mucho viento. Esta mañana, sigue el mismo tiempo - mucha lluvia, mucho viento, sin parar. No vamos a salir en seguida; vamos a ocuparnos de varios quehaceres en nuestro vehículo.
Y llueve, y llueve