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llamarlo el Cazador Loco. Las versiones oficiales lo presentan como un asesino, y sin embargo la gente que lo conoció antes de los acontecimientos está de acuerdo en que era una persona tranquila y ensimismada.

Los acontecimientos según la versión del cazador no se sabrá nunca. Pero, según la versión oficial, fueron así.

… El cazador vivía como un ermitaño en su cabaña de troncos, a unos 120 kilómetros del poblado más próximo.

  Un día apareció allí, en trineo de perros, la policía para hacerle preguntas acerca de unas supuestas quejas de otros cazadores. El cazador ermitaño, como única respuesta a la llamada de la policía, abrió fuego e hirió a un policía.

… A los pocos días, vino otra patrulla de policía, esta vez, no para hacerle preguntas, sino para llevarlo preso. Durante quince horas lo asediaron, pero sin resultado; hasta lanzaron dinamita en el refugio del ermitaño, pero éste seguía resistiendo, así que la patrulla tuvo que retirarse.

… Cuando volvió otra patrulla más al lugar, descubrió que el cazador ermitaño, ahora ya conocido como Cazador Loco, se había retirado.

… Tres semanas tardó la policía antes de dar con él nuevamente. Esta vez, el destacamento policíaco contaba con nada menos que cincuenta hombres, cincuenta contra uno. Pero nada logró: se entabló otra batalla, uno contra cincuenta, durante la cual el cazador, ermitaño, o loco, o lo que fuese, mató a uno de los policías; lo tenían acorralado contra un farallón, pero el cazador logró tallar agarraderas en la pared del farallón y escapar.

… A esa altura de los acontecimientos, la policía no tuvo otro recurso que pedir la ayuda de un avión - en aquellos días de la infancia de la aviación.

Pero aun así, era evidente que hacía falta más medios contra el cazador, ermitaño, o loco, o lo que fuese. Se dotó las varias patrullas de comunicaciones radiofónicas, otra novedad en este tipo de operaciones.

  Con todo, el cazador logró evadir sus perseguidores dieciocho días más.

  Finalmente, lo ubicaron nuevamente, lo cercaron; se entabló otra batalla más, uno contra todos, durante la cual el cazador hirió otro policía, y él mismo murió, defendiendo algo que para él, seguramente, tenía mucha importancia.

… Ahora nos damos cuenta de que vimos su tumba en Aklavik; sin el apropiado interés humano por desconocer entonces su personalidad, su existencia misma. Qué interesante sería escucharlo hablar.