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Así como a la ida, nadie y nada salvo hielo, chato o hirsuto según los lugares, por los 360 grados del infinito.

La superficie del hielo, si bien ofrece, a veces, un andar bastante suave, muchas veces es tan mala como una carretera de asfalto totalmente abandonada.

Nos estamos acercando al delta del río Mackenzie. Es una impresión realmente curiosa ir acercándose desde el mar hacia el medio de la desembocadura de un río en un vehículo de ruedas.

Ya acercándonos a Inuvik, vimos un grupo de Inuitas pescando por agujeros en el hielo. Resultaron ser unos Inuitas que ya habíamos encontrado en Inuvik, y nos quedamos mirándolos.



Los pescadores, y Božka (a la izquierda) mirando y temblando de frío (-30 con viento)

¿Cómo se pesca con una red en un río helado?  Muy simple - cuando se sabe.

A principio de la temporada de hielo,

V se hace un agujero en el hielo;
V a una distancia del largo de una caña, se hace otro agujero;
V con  la caña, se pasa  por debajo del hielo una  soga del primer agujero al
   segundo;
V y se va cavando más hoyos en línea, estirando cada vez la soga a cada nuevo
    hoyo por debajo del hielo por medio de la caña hasta alcanzar una distancia
    total, entre  el primer hoyo  y el  último, igual al largo de  la red de la
    de la cual uno dispone - en este caso, quizás unos ochenta metros;
V luego, se ata una  punta de la red a una punta  de la soga y se jala la red
    por debajo del hielo para estirarla entre el primer y el último hoyo;
V sus  dos  extremidades  se  ata a sendos palos  colocados  en los dos hoyos
   extremos, palos que prontamente quedan tomados en el hielo que, en seguida,
    tapa otra vez las perforaciones.

Durante el invierno, lo único que queda por hacer es, de vez en cuando, abrir los dos agujeros extremos e ir sacando, por uno de ellos, la red con la cosecha de peces-pescados; cuidando que la otra punta de la red quede atada a una soga que se va desenrollando por el otro agujero para poder estirar la red luego nuevamente debajo del hielo, repitiéndose esta operación todo el invierno, o sea unos siete u ocho meses, quizás de octubre a mayo - cada dos días cuando hay abundancia de peces, y solamente una vez a la semana cuando hay escasez.

En este caso, el intervalo había sido una semana, y casi todos los peces sacados estaban ya muertos y congelados, o sea buenos solamente para los perros; y aquellos sacados todavía con vida se quedaban - literalmente - duros, en contados segundos.

Hacía tanto frío que, mientras - después de abrir el primer agujero - abrían el segundo agujero, el primero se les había cerrado otra vez con un nuevo opérculo de hielo.