De osos hay muchos en estas partes, pero de huellas, por ahora, ninguna, porque los osos todavía hibernan.
Nos sorprendió un cartel que ha de darse muy contadas veces; decía: "Cuidado con los aviones que utilizan la carretera". Y, efectivamente, un trecho de la carretera estaba más derecho y más ancho de lo común.
El cartel
Ya nos habíamos acostumbrado a las confortables sinuosidades verticales y horizontales de este camino, cuando ahora, de repente, apareció, lejísimos a nuestra derecha, otra larguísima cadena de cerros altos y nevados; son las montañas Richardson, que habrá que cruzar para pasar del territorio de Yukon al territorio de los Northwest Territories.
Hemos llegado al segundo campamento de vialidad.
Este tiene además una, la única, posada comercial de toda la carretera Dempster. Justamente un poco antes de alcanzarlo, estábamos comentando que esta región es no más ni menos que un desierto, con dos o tres oasis a lo largo de la carretera, separados por grandes distancias de soledad - salvo que aquí, en vez de arena, se trata de nieve, y en vez de oasis de agua, son oasis de calor. Y, naturalmente, en vez de camellos, aquí, lo que se ve son camiones - coches particulares no hay.
Entonces, decidimos, si bien es solamente el medio día, hacer lo que hacen los caravaneros de camellos tradicionales cuando llegan a un oasis: quedarse una noche y recuperar fuerzas para los rigores del día siguiente.
La posada "Motel Eagle Plains"
Mañana, cruzaremos el círculo polar, si Dios quiere, y seguiremos hacia los hielos del océano Artico.
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Anoche, vimos nuestras primeras auroras boreales.
Una primera observación de auroras boreales, durante una sola noche, en un mismo sitio, es como una primera observación de la orilla del mar, un solo día, en un solo sitio; lo que se ve durante ese único tiempo y en ese único lugar no puede dar, ni remotamente, la idea de las muchísimas características que pueden presentar, las orillas del mar o las auroras boreales, en diferentes tiempos y lugares. Por lo que hablamos con la gente, lo que vimos no fue gran cosa.
Las condiciones esenciales para ver auroras boreales son, naturalmente, las mismas que para ver las estrellas: obscuridad del cielo, limpidez de la atmósfera y ausencia de luces en la Tierra.