Más tarde. Pensamientos nuestros a posteriori: muy bien, fascinante, y frecuentemente muy lógico, pero fallan tres cosas.
> Una. Si la expansión del imperio romano estuvo cortando los Canaánitas y Celtas mediterráneos de estos contactos transatlánticos ¿por qué los aducidos Celtas, o Celtíberos, americanos, en vez de ignorar el nuevo calendario romano, se hubiesen tomado el trabajo de adaptarse a él en lo comercial y resistirlo en lo religioso?
> Dos. En cuanto al día 39, cuanto más se piensa en él tanto más parece fallar; en tres puntos - si entendimos bien la cosa.
Punto A. El calendario de los Celtíberos europeos, y por ende de los Celtíberos americanos - ya en uso bien antes de la reforma del calendario romano por el césar Julio - era una derivación del calendario griego de Hipócrates, con el 25 de marzo en el importante equinoccio de primavera, y con el primer día del año también en la misma fecha. El nuevo calendario de los Romanos promulgado por Julio también era una derivación del mismo calendario hipocrático de los Griegos, también con el 25 de marzo en el importante equinoccio de primavera, pero tenía el primer día del año cambiado de esta fecha al 1 de enero.
Ahora bien, si los Celtas tenían su festival de Bel-tuin relacionado con el equinoccio de primavera y el 25 de marzo ¿cómo les podía molestar el nuevo calendario romano ya que éste tenía el mismo equinoccio de primavera en la misma fecha; en qué les podía importar a los Celtas que el año civil ahora empezara el 1 de enero si su año religioso podía seguir empezando en la fecha y en la relación con el equinoccio tradicionales? La única explicación podría ser que los Celtas asociaban su Bel-tuin con el 25 de marzo no como fecha del equinoccio sino como fecha del principio de año; pero ello es altamente impensable porque la fuerza vital de cualquier rito de primavera en cualquier parte es justamente lo que ocurre en la naturaleza en la época del equinoccio.
Punto B. Luego, si se toma como base el 25 de marzo, no hay 39 días del 25 de marzo, el equinoccio, al 1 de mayo, fecha del Bel-tuin. Y del 1 de enero al 1 de mayo, ni mencionarlo.
Punto C. Finalmente, al correrse el equinoccio de un día, por la precesión, del 25 al 24 de marzo, no se ve por qué ello tendría que agregar un día al día 39 (aunque éste significase algo) y volverlo día 40. Aceptar este razonamiento de aumento de 39 a 40 es aceptar que no es el equinoccio el punto de referencia al cual se ajusta el festival, es aceptar que es el festival el punto de referencia al cual se ajusta el equinoccio.
Si los Celtas querían su Bel-tuin una cierta cantidad de días después del equinoccio de primavera, ¿qué cosa más simple que dejar el festival deslizarse paralelamente al deslizar del equinoccio - así como, hoy en día, hay fechas religiosas que se van adaptando a fenómenos naturales, y todo ello dentro de un inmutable calendario civil?