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"Pero hay tres cosas.

"Cosa primera. Saint-Dié tendría que entender que todas las atenciones, en ayudas y festejos, extendidas a Saint-Dié por el país usurpador del nombre América, en realidad fueron extendidas, o por lo menos magnificadas, por error de parte de los benefactores en cuanto a la persona del beneficiario, Saint-Dié; o sea que fueron extendidas no por la linda cara de Saint-Dié y no por ser Saint-Dié la madrina del "continente" América, sino por el error de creer ciegamente esos autodenominados e ilegítimos "Americanos", dentro de su inenarrable e insondable incultura, que ellos son los únicos Americanos y que, por ende, Saint-Dié "madrina de América" fue la madrina "de su país", y no del continente - ya que, en su incultura, creen que lo único que se llama América es su país y que el continente ciertamente no se llama América.

No podemos olvidar que nosotros mismos encontramos la demostración, la convicción, de que 1) Colón descubrió América; 2) este país es América; 3) por lo tanto, Colón estuvo en Nueva York ...

"Cosa segunda. La culpa de la contaminación, de la contagión de Saint-Dié por este derrame de incultura, la tiene Saint-Dié misma.

Porque en el siglo XIX, cuando salió a la luz la sorpresa de que Saint-Dié es madrina del continente denominado por los canónigos América, y cuando el país ilegítimamente autodenominado América agarró la oportunidad que vio en ello y se precipitó a halagar, lisonjear, adular Saint-Dié, Saint-Dié, la Saint-Dié de ese siglo XIX - ya no, hay que tener presente, una "Atena" de cultura como lo había sido en las décadas alrededor de 1507, sino una simple ciudad provincial, y ahora emborrachada por la repentina fantástica fama, como suele ocurrir con quienes se vuelven demasiado ricos o famosos demasiado rápido sin correspondiente entereza psicológica - Saint-Dié se dejó engatuzar, embaucar, como criatura por un chupetín, y no supo decirles a los usurpadores: miren, yo soy madrina del continente denominado América por mis canónigos y no de un país, no de su país, que ni siquiera tiene derecho a tal denominación, que ni siquiera existía en aquel entonces.

"Cosa tercera. Esta aceptación, y peor, esta utilización, de la confusión entre, por un lado, la legitimidad del acontecimiento histórico de la creación del nombre América para el continente y, por otra lado, la ilegitimidad de la usurpación del mismo nombre América por un país para sí mismo, son - aun por parte de todos aquellos que no son Sancti Deodati / Saint-Dié - un reprensible, despreciable abismo de ignorancia, inelegancia intelectual, cinismo, despreocupación, y se vuelven, estas aceptación, y peor, utilización, de la confusión - por parte de Saint-Dié, madrina, que tendría que ser intachable, del continente América - un crimen de lesa-historia, de lesa-conocimiento popular, de lesa-continente y una condenable utilización de la influencia de una función para provechos ajenos a la función, provechos que de otra manera no se obtendrían."