placas están. Entonces ¿trátase de una abismal idiotez incapaz de ver su propia absurdidad, o trátase de una perturbación psicológica? Nos interesaría presentar el caso, algún día, a un psicoanalista, mejor, a varios psicoanalistas por separado.
Incidentalmente, y antes de seguir con la historia - porque a esta tempestad le faltan todavía sus relámpagos - las referidas placas nacieron, y también conocieron su perdición, en circunstancias que se merecen su mención.
Resulta que, si bien los edificios canonicales ya no existían, por las razones ya apuntadas, y si bien la municipalidad de Saint-Dié no conocía, como nadie conoce, el lugar cierto de dichos edificios, por las razones ya apuntadas, dicha municipalidad decidió colocar estas placas de todos modos, en algún edificio untado para el propósito, aun cuando de una época muy posterior a la época del Gymnasium y de su actividad, aun cuando en un sitio no reconocido a ciencia cierta como el sitio de la imprenta, o sea aun cuando fuese sólo un "edificio simbólico". Pero ni este "edificio simbólico" sobrevivió vandalismos militares. Hacia fines de la Segunda guerra mundial, los Alemanes, en su retirada, dinamitaron e incendiaron todo el núcleo viejo de Saint-Dié, o sea todo el distrito donde se encontraba el "edificio simbólico" y donde, antes de éste, en algún lugar, se había encontrado el edificio verdadero del bautismo de América.
Y ésta es la razón por qué - hundiéndose en el mismo destino de la prensa y del edificio desaparecidos - ni siquiera el barrio quedó. Un destino a la Cartago. Salvo que nadie desparramó sal en el lugar.
Es menester mencionar - si bien no tiene relación alguna con el bautismo de América, pero sí la tiene con el vértigo de esta historia - que, en su reconstrucción, Saint-Dié recibió alguna ayuda de Vespuccia; claro que no en su calidad de Saint-Dié sino en su calidad de madrina de lo que los Vespuccianos creen, en su ignorancia, ser ellos mismos.
Volviendo al tema, ante semejante atrocidad moral por parte de Saint-Dié - porque, cualquiera sería la causa que determinaría un psiquiatra, atrocidad es - nos pareció irresistiblemente imperativo hablar con un o unos notables de Saint-Dié.
Mas, en nuestra inocencia, pensando tener los padecimientos del vértigo patológico ya detrás nuestro, no esperábamos que, en el proceso de establecer contactos, sufriríamos otro tropezón, y bien asombroso, a su manera más asombroso, doloroso, increíble, que todo lo anterior; porque con todo lo anterior se podía teorizar que eran pecados del pasado, en un momento de embriaguez; pero descubrimos que este terco agraviar a la memoria de los canónigos, a todos los países americanos salvo Vespuccia, es una cosa de ahora, vigente en este mismo momento, avalada por las autoridades municipales en función ahora.