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abismal vértigo, que se le hubiese agregado a sus demás grandes desilusiones del final de su vida, si se hubiese enterado de que, a las consecuencias de sus descubrimienos iniciales, y por ende a esos descubrimientos mismos, se le había dado el nombre de otro.

¿Y Amerigo/Albérico Vespucci, la persona, en todo eso?

Cinco años tuvo, hasta su muerte en 1512, para sentir algo en su arcana intimidad ante el enredo - sus escritos, el continente, Colón. ¿Qué sentía? ¿Hay algún indicio de ello en alguna parte?

De todos modos, así fue, pues, que nació - en un gran desplieque de solicitud, pompa y publicidad, que ni Africa, ni Asia, ni Europa conocieron en el origen de sus propios nombramientos - el nombre "América". En 1507, en el Oppidum Sancti Deodati de Lotaringia.

Tomando esta fecha clave por base, parece una curiosidad natural deslizarse hacia atrás en tiempo y preguntarse por qué nadie tuvo, antes que los canónigos, la misma idea, o una idea análoga; o si alguien acaso pudo haberla tenido; y parece bien inútil deslizarse hacia el futuro, ya que es bien aparente qué ocurrió con el nombre América luego.

En cuanto a la curiosidad retrógrada, se debe extender sobre tres períodos entre 1492 y 1507.

1. Es bien evidente que, en un principio, o sea desde el tropiezo de Colón con Guanahaní y con las demás islas en 1492 o, más exactamente dicho, desde la noticia en Europa, en 1493, de tal tropiezo hasta, digamos, 1500, antes del tercer regreso de Colón, cuando los mapas mostraban no más que los pocos kilómetros de costas descubiertas en los dos primeros viajes de Colón, nadie tenía por qué siquiera considerar una idea denominacional análoga porque era universalmente obvio que Colón había llegado a Asia; y razón no había por qué inventar nombre novedoso.

2. Pero en el período siguiente, desde 1500, después del regreso del tercer viaje de Colón hasta fines de 1502, o sea justo antes del advenimiento de Vespucci con sus observaciones y su dictamen final de Mundus Novus, y en un tiempo cuando la versión asiática ya se hacía cada vez más dudosa, se podría concebir que alguien hubiese podido inventar un nombre análogo para las tierras nuevas, si bien todavía no basado en Amerigo Vespucci, quizás basado en Cristóbal Colón.

3. Y en el período siguiente, con la fama de Vespucci y de su Mundus Novus para el nuevo continente, o sea desde fines de 1502 para quienes tenían contacto directo con Vespucci, o desde principio de 1503 para quienes se enteraron recién por su carta Mundus Novus, el campo ya estaba abierto para que cualquiera se viniese con la idea de "América" con anterioridad a los canónigos deodatienses.