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la posibilidad de su existencia; en la segunda anotación lo encojen a tipografía diminuta; y en la cuarta anotación, si bien mencionan a Colón substancialmente, es sólo manteniéndole en estricta analogía con Vespucci, sin ninguna indicación de prioridad por Colón en cuanto al descubrimiento, por éste, de que había algo para descubrir - sin lo cual Vespucci se hubiese quedado como empleado, quizás gerente, en sus actividades comerciales, y desconocido, por no tener nada para observar, describir y concebir. Peligrosamente cerca a una injusticia para con Cristóbal.

Tan peligrosamente cerca, que la injusticia llegó a concretizarse - se puede creer, con benevolencia, que sin quererlo, por informaciones sólo fragmentarias - llegó a concretizarse en no menos que la Cosmographiae Introductio. El capítulo IX, que trata de los varios continentes ("partes" como dice en latín) reza, por un lado: "Un cuarto continente fue descubierto por Américo Vespucci"; y reza, por otro lado: "No hay ninguna razón para no llamar este nuevo continente Ameri-gê, o sea Tierra de Américo, o América, por el hombre de ingenio sagaz que lo descubrió".

Ahí está. ¿Habrá sido que, en el remolino de noticias recibidas sobre un tema inhabitual - noticias incorroborables con el acervo de conocimientos tradicionales, recibidas desde lejos, por medios lentos, a veces indirectos, y no menos sujetos que en esta época nuestra de comunicaciones instantáneas y directas a, contradicciones, parcialidades, malas interpretaciones - que los canónigos escucharon solamente parte de la verdad?

¿Injusticia? Quizás no injusticia; quizás simplemente preclara percepción y cristalización de la realidad verdadera, según ya notamos en otra oportunidad. A saber que, mientras Colón descubrió, solamente descubrió, tierras sueltas que no logró interpretar en su verdadera naturaleza, su verdadero significado geográfico, porque, a lo que parece, no supo deshipnotizarse de sus preconceptos de que eran tierras asiáticas - o aun si le asomaron dudas en cuanto a la asiaticidad de lo descubierto, solamente se encontraba en confusión y no con conceptos novedosos - Vespucci fue quien, primero, premonitoriamente, percibió la nueva noción de un nuevo continente, y fue así el descubridor esencial, por sagaz ingenio, según lo expresan los canónigos, de la noción de una América por descubrir - o sea de América. Así que ¿injusticia?  Quizás, pura, límpida, realidad.

Incidentalmente, no podemos abstenernos de la observación, frívola en este contexto, de que esta primera vez cuando el nombre América aparece en un discurrir, y no en un mapa, no aparece en su forma límpida, nominativa, como América, sino como Americam, por la cuestión de las declinaciones latinas.

Por lo menos, Cristóbal Colón, o Salvadôr Gonçalves Zarco, poco importa ya que de sensibilidad humana se trata, se salvó, muriendo en 1506, un misericordioso año antes del estallido de América, del gran golpe, del último dolor, del >>>>>>>>