para semejante frivolidad, por parte de espíritus habitualmente dados a intereses más substanciales, y siglos tras siglos?
En El Morro, la explicación es agua; agua de la única aguada en aquella vastedad de aridez, adonde todos los aventureros tenían que ir a parar obligadamente. Y los garabatos eran de yapa.
Aquí, en cuanto a los militares y políticos, la explicación de su presencia es la misma que para la presencia de los Romanos; según los propios Romanos la expresaron en su versión seminal de lo que, hoy, se refleja en el topónimo "Maastricht" - Mosam Trajectum - Cruce del río Mosa - se entiende que cruce estratégico para los vaivenes de los siglos y milenios de políticas y guerras en esta parte de Europa. Los militares y los políticos, pues, venían acá por las obligaciones de sus ensueños y/o pesadillas profesionales. Y los garabatos eran de yapa.
Es de preguntarse si hubo aquí, alguna vez, un garabato por el emperador germánico-franquizo con el nombre latinizado - según era la costumbre de latinizarlo todo en aquella época - en Carolus Magnus, desde su capital de su versión anticipada de una Europa occidental unida, justamente a pasos de Maastricht, en Aachen. Quizás no era este sitio lo suficientemente exótico para él ya que esta comarca era, de todos modos, el centro de su imperio.
En cuanto a los literatos, músicos y demás pensadores, es lo que no nos explicamos - a no ser que hasta ellos puedan ser afligidos por el secreto gen garabateador de los turistas.
Por otra parte, ciertas de estas galerías son tan altas, anchas, rectilíneas y angulares que no pudimos no tener otra asociación de ideas.
Si estas galerías, y también, se entiende, referencias a ellas, por alguna razón se borrasen por completo del conocimiento público y si, después de algunos siglos, fuesen descubiertas como algo desconocido, seguramente harían la dicha de cultores de civilizaciones desaparecidas o civilizaciones extra-terrestres, a la manera de los kilómetros de pasadizos y salas rectilíneas y angulares descubiertas debajo de Ecuador y del Perú por el Húngaro con quien platicamos en Guayaquil. Nos preguntamos si habrá logrado el deseo, que nos expresó, de formar una comisión de personalidades mundiales intachables para garantizar la integridad del contenido de ciertos sectores de aquellas galerías.
Y es cerca de una de estas ex-canteras hipogeas, en la colina de Sint Pietersberg, con vista global de Maastricht en el anochecer, que vamos a pernoctar.
Esta nuestra posición misma nos impone otra razón para quejarnos de los peligros de dar nombres genéricos a naciones.
A más del hecho de que la denominación Países Bajos, o Holland, o Nederland, que es todo lo mismo porque quiere decir lo mismo, es inapropiada porque hay >>>>>>>>