→ En las monedas de una, dos, y cinco, coronas - son todas iguales, salvo el tamaño - hay, de un lado, un motivo de tildones enganchados en cadena, que es irresistible interpretar como poderosas olas; y, del otro lado, hay, tres veces, un motivo que, probablemente, es una M iluminada, inicial de Margrethe II, reina de Dinamarca, pero que es irresistible interpretar como gráciles perfiles de las famosas embarcaciones vikingas, seis gráciles perfiles.
→→ Otro importante medio de conocimiento de todas las sociedades sucesivamente alrededor nuestro - medio que nos acompañó vitalmente a cada paso de centenares de miles de kilómetros - nos falló en Dinamarca por completo. La radiodifusión.
Por primera vez en toda la Expedición - después de habernos sentido siempre, como cosa natural, en casa en cualquier parte de semejantes vastedades, comunicando fácilmente en, inglés, castellano, portugués, francés, checo - nos sentimos aquí totalmente sordos y mudos, desconectados de la sociedad, de la vida, alrededor de nosotros. El idioma danés es de raíz germánica. Pero, a nuestros oídos y ojos, su relación con el alemán de hoy nos parece tal como la relación del criollo que escuchamos y leímos en Haití con el francés de hoy.
Es, así, otro caso de la diferencia entre saber, y sentir, algo. Siempre supimos, racionalmente, que, sin nuestros idiomas, nuestra Expedición hubiese sido impensable, imposible; ahora lo sentimos vívidamente cuán impensable, imposible, hubiese sido. Demostración vívida de la bendición de conocer tantos idiomas, aun cuando ello también crea, a veces, confusiones.
Sería interesante escuchar alguien explicar qué causó semejante alienación entre danés y alemán a partir de raíces comunes.
→→ Volviendo a las monedas, muy curiosamente, los medios de pago y los precios a pagar no coinciden; las monedas no permiten pagar cualquier cantidad; porque la moneda menor es de 25 centavos mientras que los montos a pagar pueden incluir cualquier cantidad de centavos, de manera que, salvo que el monto a pagar sea, por casualidad, un múltiple de 25 centavos, hay que siempre redondear los precios. Por qué los precios no se establecen de manera a resultar siempre en múltiple de 25 centavos, o por qué el gobierno no fabrica monedas menores de 25 centavos, es otro misterio.
→→ Volviendo al idioma, ni siquiera en otros idiomas, en Dinamarca, hay seguridad de que lo que se lee es lo correcto.
En un texto en alemán, leímos: muralla de doce metros de espesor y cuatro metros de altura; en la versión inglesa del mismo texto: muralla de doce metros de altura y cuatro metros de espesor. En el texto alemán, leímos: vestigios de la muralla; en la versión francesa: vestigios del foso.