o protección, y también apreciar la maravilla de aquellas tenues lucecitas sembradas en la inmensidad celestial; de la misma manera, tuvimos que vivir, estos últimos 19 días, sin cielo, sin nubes, bajo un sudario plomizo, inmóvil de horizonte a horizonte y seguramente más allá, casi al alcance del brazo, sin diferencia entre la lividez del amanecer y la lobreguez del oscurecer, para luego, cuando finalmente se resquebrajó el sudario y cedió paso a nubes - nubes solamente, sin nada de azul - apreciar la benéfica contribución que aun una fea nubosidad total, con que esté compuesta de una variedad, de formas, de grises, de alturas, aporta a la escenografía de la vida. Qué sensación de solaz, ver dos grises en vez de uno; qué sensación de vastedad cuando la vista percibe por entre dos nubes otra cosa más allá, aunque tan sólo sea un tercer tinte de gris.
En cuanto a las extrañas limitaciones del cerebro.
¿Qué pensar de un cerebro, que tiene en el archivo subconsciente de sus conocimientos generales una información que le permitiría solucionar un problema que se empeña en, y no logra y no logra, solucionar, y que no toma consciencia de esa información que posee y que le daría la solución? Así nos pasó a nosotros. Nos rompíamos la cabeza cómo evitar las intempestivas cantidades de nieve en las serranías fronterizas checas. ¿Por qué quedó como inexistente y no afloró de inmediato en nuestra mente un conocimiento nuestro que es la clave del problema? El conocimiento de que el río navegable Labe también cruza las serranías, y justamente en la dirección en la cual nos toca ir, y, evidentemente, lo hace no por las alturas sino por una quebrada baja, menos sujeta a nevadas en esta época del año. Quebrada para el Labe - quebrada para nosotros.
Hacia Dinamarca pues, cruzando Alemania.
Lo único que nos tiene un poco preocupados es la burocracia del paso de Chequia a Alemania porque ello equivale a ingresar otra vez a la Comunidad Visieuropea, de misma forma que ingresamos a ella en Liverpool; lo que podría generar la indagación de cuándo estuvimos en la Comunidad previamente; lo que podría poner en evidencia nuestro permiso especial para justamente estos doce meses pasados que están por vencer en estos próximos días, da la casualidad; lo que podría resultar en una negativa de entrada ya que la norma parece ser de seis meses de estadía por doce meses calendarios. Veremos.
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Llegamos delante de la frontera checo-alemana justamente en el último día de validez de nuestro permiso visieuropeo de un año. Vamos a esperar hasta mañana para presentarnos - por lo que valga.