Y, créase o no, esta vez también, con la nominación - en lo que podría parecer una situación creada a propósito para un explosivo estudio de personalidades encontradas - como lugarteniente, de Nauta C.
Por lo menos, esta vez, no se los hacinó en un mismo barco sino que, como esta Segunda Expedición Kamchatkeña constaba de dos barcos, se los nombró a cada uno, capitán de su propio barco; el Sviatý Piotr para Nauta B, y el Sviatý Pavel para Nauta C.
Aun antes del inicio de esta segunda expedición, volvió a manifestarse la diferencia de amplitud, en visión, en intereses, entre los dos nautas.
Como parte de los preparativos, la Academia de Ciencias en Sanct Peterburg, con más teorías y dudas de lo que le hubiese gustado, requirió los pareceres de Nauta B y de Nauta C. Nauta B ignoró las inquietudes geográficas de la Academia y se limitó a los aspectos logísticos de la empresa. Nauta C no solamente dio sus pareceres punto por punto, sino que no hesitó en entrar en polémica cuando algún concepto de los académicos le parecía por demás discutible.
Y luego, el viaje desde Sanct Peterburg a Kamchatka. Nauta B logró estirar todo de tal manera que, habiendo salido de Sanct Peterburg en 1732, llegó a Ojotsk a fines de ... 1738. Y ello, sólo por el impacto de otra reprimenda, más fuerte que las anteriores, recibida de las autoridades en Sanct Peterburg.
Y llegó a Ojotsk en deprimido estado de ánimo.
Ya desde unos días antes de su partida de Iakutsk para Ojotsk estaba en terrible estado de ánimo. Nada que ver con esta Segunda Expedición Kamchatkeña. Todo que ver con aquella pasada Primera Expedición Kamchatkeña.
Resulta que, al mismo tiempo cuando Nauta B residía en Iakutsk en su estirado viaje de Sanct Peterburg al Lejano Oriente, también vivía en Iakutsk un amigo de él, Fiodor Ivanovich, en ruso, en realidad Gerhard Friedrich Müller, en alemán, investigador encargado de estudiar los archivos de Iakutsk. Y cada vez que el investigador encontraba algo de interés, lo mostraba o comentaba a Nauta B. Y, un día, el investigador encontró, y con toda urgencia mostró y comentó a Nauta B, algo que Nauta B hubiese dado cualquier cosa para que no existiese o, por lo menos, no se hubiese descubierto, y con muy buena razón desde su punto de vista.
Un documento según el cual, en 1648, un tal Diežñev - Semion Ivanovich Diežñev - en misión de buscar grupos paraborígenes todavía no sometidos al tributo en pieles al erario ruso, se encontró envuelto, en compañía de un grupo de 24 otros Rusos, en una refriega con algunos paraborígenes en la cercanía de la desembocadura del río Kolyma (entonces llamado Kovyma) en el litoral ártico de Siberia, de la cual refriega todos se salvaron, no sin heridas - escapando con >>>>>>>>