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Posiblemente, esta diferencia de actitud se haya debido no únicamente a la diferencia de cultura y de intereses entre Nauta B y Nauta C, sino también a la siguiente circunstancia, conocida por Nauta B, pero desconocida por Nauta C.

Cuando Nauta B atravesaba, con grandes dificultades, todo el largo de Siberia hacia el Lejano Oriente, en cierto punto, algunos paraborígenes le aconsejaron que no se fuese hasta Kamchatka para buscar el estrecho entre el mar Helado y el mar Oriental, sino que se llegase al río Kolyma, se dejase bajar hasta el mar Helado, o sea Artico, y de ahí simplemente navegase hasta el mar Oriental, o sea Pacífico. En esa oportunidad, Nauta B obviamente no los tomó en serio, pero el hecho puede haber influido sobre sus convicciones y su actitud en el punto controvertido. Y, claro, no estaba por compartir su secretito con nadie.

Finalizada esta Primera Expedición Kamchatkeña, las autoridades en Sanct Peterburg quedaron insatisfechas por la escasez de resultados convincentes, agravada por el alto costo en vidas y dinero. A pesar de ello, por extrañas ignotas razones, le elevaron su grado a Nauta B y le dieron una recompensa de mil rublos.

Curioso es que la comprobación fehaciente de la existencia o inexistencia del estrecho de Anian entre la parte desconocida de Asia y la parte desconocida de América ordenada por Piotr Alexeievich, que Nauta B no quiso llevar a cabo y Nauta C no pudo hacer, llegó a ser realizada, sin pompa ni pelea, sólo dos años más tarde, en 1730, por dos geodestas, Gvozdiev y Fiodor, quienes efectuaban un reconocimiento estructural, del discutido estrecho de Anian, incluyendo las islas en su medio y la costa de enfrente, o sea de América, tal como lo reclamaba Nauta C, en 1728.

Bien curiosamente, estos dos geodestas navegaban en el mismo barco Sviatý Gabriel, e incluso con el mismo timonero, que habían servido a los Nautas B y C.

No con esto termina la Saga de los dos Nautas.

Cuatro años después de la Primera Expedición Kamchatkeña, surgió una nueva orden para una nueva expedición, orden dada por la sobrina Anna Ivanovna del finado zar Piotr Alexeievich, ella misma, zarina, en ese momento.

Esta vez, también denominada kamchatkeña, por la misma razón de encubrir sus motivos verdaderos - ya no, claro, una curiosidad científica con propósitos ulteriores, sino la puesta en práctica de esos propósitos ulteriores de reconocimiento y colonización de tierras en América hasta donde no se opondrían los demás invasores europeos.

Y, créase o no, esta vez también, con la nominación, por razones impenetrables, como comandante, del poco ecléctico, inquisitivo, humanista, Nauta B.