lo supimos desde un principio, los lugares de interés americano en Europa.
Primero de estos últimos sitios, después de cruzar Alemania, Dinamarca; para un saludo a los Vikingos.
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No, todavía no. Justo en este día previsto para arrancar, arremetió de la nada un temporal tal que ni fue cuestión de dudar; lo obvio fue quedarnos quietos. Así cautelosamente nos habíamos quedado ya anteriormente, en esta Expedición. Y en esta Europa con la patológica e idiota compulsión de muchos conductores de pegarse a una distancia, mejor dicho cercanía, suicida detrás de otro vehículo, tal cautela no es cordura sino necesidad. Y en esta Praga en particular - donde vimos tantas colisiones entre el frente de un vehículo y la cola de otro, aun en tiempo seco, que se nos volvió un asombroso espectáculo común - no es una necesidad sino, en estas condiciones, una medida de sobrevivencia.
Vamos a ver.
Mientras tanto, tiempo para una observación adicional respecto a esta Chequia que, para esta Expedición, lejos de haber sido sólo un trampolín sin mérito propio hacia otra cosa, como pensábamos, resultó un aporte como no teníamos razón de sospechar.
Su cultura en profundidad - cultura a nivel del pueblo, no únicamente en recintos exclusivos; cultura de conocimientos más allá de lo inmediato de cada día; en todas las edades, empezando con los niños.
Qué satisfacción humanística es ver niños mirando nuestro mapa y sabiendo qué miran. Ahora vemos la palpable razón de por qué, cuando una familia checa se radica en Vespuccia, sus escolares ingresan directamente al año superior al que cursaban en Chequia.
Hablando de niños, otro sello de cultura ejemplar es la cantidad y variedad de programas radiofónicos para niños y adolescentes, en tres niveles de edades. Todos los días. No solamente cantidad y variedad, también qué calidad. Cuántas veces nos quedamos cautivados escuchándolos, desde cuentos de hadas a actualidades científicas, pasando por programas de música.
Qué bálsamo es que una sociedad se dé cuenta de que los niños son acaso el 33/oo de la población y, sin duda, el 100/oo del futuro.
Nunca encontramos semejantes diamantes culturales en toda la Expedición; y nunca encontramos, en incomprensible paradoja, una nación que considere su posición y su valor tan insignificantes en el concierto de las naciones, como la nación checa.