■■ Los burros mecanizados o sea las motocicletas pequeñas de hoy en vez de los burros de antaño. Es increíble cómo petardean, el bochinche que hacen. ¿Cómo que no enloquecen los jinetes sentados en este infierno ambulante - cómo lo permiten los mal-llamados gobernantes - cómo que lo permite la sociedad - cómo que se obliga a esos brutos a llevar cascos para proteger sus cráneos vacíos pero no se les obliga a llevar silenciadores para proteger los sistemas auditivos y nerviosos de centenares de inocentes circunstantes.
Y falta agregar, en este renglón, el episodio siguiente. Una vez, Karel estaba absorto haciendo algo en el coche, y había un fuerte y recurrente ruido, rugido, envolviendo el entorno, como que un mecánico estuviese probando un motor fallando, acelerándolo a muy altas revoluciones, salvo que el ruido estaba más fuerte que lo normal. Karel preguntó "¿qué pasa?" Božka dijo "mira". Karel miró. Y ¿qué vio? Un chiquilín sentado en un juguete de plástico en forma de motocicleta, sin siquiera pedales, con, como única movilidad, los empujes de los pies en el suelo, causando el alboroto por algún mecanismo escondido en las entrañas del monstruo de plástico.
■■ Si pudiéramos, compartiríamos con la radiodifusión española un recurso, un expediente, que observamos en Vespuccia.
Estamos cansados de escuchar, y, sin duda, los locutores deben de estar cansados de repetir, cada vez que dan la hora, la ritual, ineluctable, fórmula "una hora menos en Canarias". Además, si fuéramos Canarienses, nos preguntaríamos con algo de enfado por qué no tendríamos derecho a tener nuestra hora propia, por qué nuesra hora tendría que ser siempre una hora menos que la hora de alguien otro. El artificio que observamos en Vespuccia es decir: "son diez minutos después de La Hora", "son La Hora y media", suponiendo que cada cual, en su zona horaria, sabe por lo menos de qué hora se trata.
A decir verdad, este sistema tampoco nos gusta. Pero los dos sistemas apuntan a un aspecto de la creciente monstruosidad de la vida que la humanidad se está infligiendo a sí misma. En este caso, la globalización del planeta más allá de las percepciones elementales de cada ser humano. Imaginarse el siguiente concepto horario: son las 16 horas (en algún lugar que ni siquiera conozco); una hora más en tal lugar, una hora menos en tal lugar, dos horas más en tal lugar, dos horas menos en tal lugar - a ver, espere, cuál es Mi hora en todo eso sin tener que sacar cuenta de las horas de todos los demás, cuál es mi rinconcito en este mundo sin volverme una enciclopedia universal en cada momento de mi vida.
■■ España adhirió a la confabulación para atrofiar cabezas enseñándoles a no pensar, a no ser alertas, a no ser autosuficientes, a no tener elegancia de adaptabilidad, previsión, inteligencia. En España también, las autoridades viales creen que los conductores son tan estúpidos que no se dan cuenta por >>>>>>>>