es fácilmente pronunciable; por qué pronuncian Delibes, implacablemente estirado hasta la última "s" inclusive, cuando el fin "es" no se debe pronunciar y es fácilmente omitido?
■) Y hay el caso, también en la radiodifusión, de la catedrática discursando doctamente de algo que suena como teés; y el caso del hombre en la calle contestando amablemente una pregunta nuestra, mandándonos hasta el estó; y el caso del hombre preguntándonos si teníamos un tiqué. Casos de palabras ni castellanas ni otra cosa.
Por el contexto, entendimos que la docta y estúpida y pretenciosa catedrática hablaba de test, en inglés - que ni siquiera sabía pronunciar correctamente como hubiese sido su obligación de catedrática y de modelo para los estudiantes - en vez de hablar de prueba o examen, en castellano. Cuando llegamos a un cartel Stop en inglés, entendimos lo de Estó del hombre - quien, él, no tenía ninguna obligación de saber cómo pronunciar una palabra puramente extranjera en vez del perfectamente adecuado castellano Pare. Y, por la situación del tiqué, entendimos que era necesario un ticket, en inglés, en vez de un perfectamente adecuado boleto, en castellano.
Que particulares, desde mujer-de-la-cátedra a hombres-de-la-calle, vendan su idioma y su alma nacional a una invasión extranjera, es penoso. Pero dramático es cuando las propias autoridades implantan la traición como ley.
- Los carteles de Stop en inglés son oficiales y los únicos vigentes; aunque la gente no sepa pronunciarlo; en vez del castellano y nacional Pare.
- No vimos una sola máquina expendedora de boletos en castellano; oficialmente expenden tickets en inglés; aunque la gente no sepa pronunciarlo.
- Todos los coches de escuela de manejo ostentan una L. Preguntamos a un instructor por qué. "Por ley, porque es un coche de aprendizaje", nos explicó. ¿Qué tiene que ver una L con aprendizaje? "Learning, señor; learning en inglés quiere decir aprendizaje". (Claro, nuestro solícito interlocutor no pronunciaba la palabra como corresponde - que es irrepresentable en signos gráficos castellanos, algo como leur a la francesa - sino como lerning.)
Nos preguntamos qué ocurriría si alguien no respetase el cartel Stop y arguyese en su defensa propia que el idioma oficial en España es el castellano y que, por ende, él no tiene por qué saber qué ese barbarismo de Stop que él ni puede pronunciar significa. Interesante caso legal.
■) las camisetas son otra cartelera demostrando que moda es más fuerte que patriotismo - si bien no podemos omitir el placer de notar que vimos, muy aisladas por cierto, camisetas rezando algo como La Rioja, incluso como Machu Picchu.