» Pero no contaba la futura, y ahora muerta, madre con traición.
» Uno de los dos "hombres de confianza" de finada doña Aldonza vende sus servicios y secretos a los enemigos de doña Aldonza.
» El otro hombre de confianza, prior del monasterio de San Bartolomé de Lupiana - aquel monasterio del capitel con criptomensaje en sus cuatro faces - queda fiel; pero impotente ante los acontecimientos.
Por lo menos, se encarga del niño de contrabando. Lo confía a una mujer de aquella villa de Espinosa, con dos hijos propios, para que lo críe hasta que alcance la edad de ser admitido en el cenobio de Lupiana.
» Así ocurrió. Y Cristóbal recibió gran educación. Si bien, en vez de rico quedó desposeído, y en vez de noble quedó plebeyo.
Para mayor y mejor educación aún, el monasterio, eventualmente, mandó a Cristóbal a Italia, a Florencia.
» Y eventualmente Cristóbal se marcha a Génova para buscar una oportunidad de hacerse a la mar y, de esta manera, cristalizar un deseo y una visión: el deseo de seguir en la estela de su abuelo materno, el almirante, y la visión de navegar a Asia por occidente en vez de por oriente.
Se embarca como subalterno. Y se vuelve experto navegante.
» Tras un naufragio, se encuentra en Portugal. Allí, se casa. Y sigue con su concepto de navegar a "las Indias" por occidente en vez de oriente. Manda llamar a sus dos "hermanos" de villa Espinosa, a quienes quería más que a hermanos carnales.
» Ofrece su proyecto al rey de Portugal - que es cuando le pide, a cambio, los privilegios de Almirante ... Almirante de Castilla (¡!). El rey investiga semejante propuesta. Colón se asusta y huye a España.
» Los familiares de Colón, duque de Medinaceli en cabeza, ahora le ofrecen cariño y apoyo.
Y mientras trabajan los entretelones de la Corte, ocupan el ocio de Cristóbal Colón - ahora también arquitecto formado en Italia - permitiéndole, pidiéndole, que diseñe para ellos edificios al estilo italiano, más específicamente un palacio en la villa de Cogolludo, y un convento, una iglesia parroquial y un palacio en la villa de Mondéjar.
» Por dificultades insalvables que encuentran en la Corte con el proyecto de las Indias por occidente, resuelven que la única manera de ablandar a los Reyes es revelar a la Reina el parentesco de Colón con ella.