Por otra parte, metiendo nuestra nariz por todos lados como siempre hacemos, descubrimos una cuarta estatua, relegada en el rincón formado por dos muros de una iglesia, estatua corroída por los siglos a punto de ser inidentificable, como un fantasma del cual lo único que se puede decir es que en vida llevaba armadura.
Muy bien. Pero, Jerez ¿de qué Caballeros - de estos Caballeros, Balboa y De soto? No. Resulta que, en el siglo XIII, la Orden de los Templarios eligió Jerez - todavía no de los Caballeros - como sede de su bailiaje. Cuando el papa Clemente V mandó la disolución de la Orden, aquellos caballeros templarios que se resistieron fueron degollados en su propio alcázar, y así Jerez se volvió de los Caballeros.
Ahora, a ver si encontramos, otra vez, a Hernán Cortés; en Medellín.
Y esta Extremadura - que inspiró, que acaso obligó, a tantos de sus espíritus emprendedores a buscar horizontes tan nuevos que se fueron allende la mar grande - hoy, por lo que seguimos viendo de horizonte a horizonte, inspira sus espíritus emprendedores a manicurar su tierra de manera tal que nos sorprendería por su empeño y variedad en cualquier parte y nos sorprende aún más en esta Extremadura que evidentemente satisfacía muchos de sus espíritus tan poco que no dudaron en volverse genocidas.
Es estimulante para el espíritu, y descansador para la vista, el alternar de vid, olivos, frutales, cereales, tornasoles, cebollas, y otros cultivos - que no sabemos identificar. Los pueblos mismos ostentan pujanza empresarial; y las rutas son otra sorpresa para nosotros: nos aprestábamos para caminitos angostos, retorcidos, serranos, saltarines, y estamos viajando en condiciones inmejorables.
Quizás lo que faltaba en los tiempos aquellos eran comunicaciones y acceso a los mercados.
++> Medellín.
Hernán Cortés nada reconocería. El sitio de su casa natal, hoy, es parte de la plaza frente al ayuntamiento. Pero nadie sabe dónde. Ignorancia tan total que hasta la placa conmemorativa enorgulleciéndose del ilustre nacimiento del genocida la refleja, y con toda cautela reza: "Por estos lares, allá por el año 1485...". Su estatua en la plaza glorifica su genocidio - con su pie aplastando una cabeza azteca.
Sin comentario
Sí, hay algo que Cortés reconocería. El castillo-fortaleza en la loma es del siglo XIV, por lo que el joven Cortés lo vio.
De lejos
¿Había también cigüeñas en tiempos de Hernán Cortés? Hoy, la iglesia tiene una corona de por lo menos veinte nidos, con treinta a cuarenta cigüeñas, con picos para abajo y con picos para arriba - progenitores y prole.
Las cigüeñas