¬ Si bien la costa índica de Africa nada tiene que ver con la costa atlántica de Africa, el saber que la tecnología y la idoneidad navegacionales de los Suahilis eran tales que, en el siglo XIII, los Suahilis mandaron un elefante por mar al emperador de China como obsequio, puede ayudar a crear una imagen africana global.
¬ En pocas palabras, una carabela del siglo XV puede haber tardado más en cruzar el Atlántico que un antiguo barco africano.
¬ P.S. La zona de Africa que sirvió de territorio al imperio mali tiene que haber tenido una bien profunda vocación naval y transatlántica porque aun después del ocaso de Mali, en el siglo XIV, el nuevo imperio que se estructuró en esencialmente la misma zona, conocido como imperio de Songhai o Sanghai, a su vez organizó una expedición al Caribe, en algún momento después de 1462, o sea notablemente poco tiempo antes de la llegada de Colón; uno, de la veintena de viajes sugeridos por los investigadores.
Todos estos siete puntos, perfilándose desde muchos siglos a.C. hasta vísperas del viaje I de Colón, son lo que arguyen aquellos que rehúsan aceptar que el mundo precolonense empezaba y terminaba en, y con, alba Europa.
Muchas cosas, muchas cosas. Así fueron las tres visiones en nuestra pantalla mágica interna. Estamos de vuelta a un lado de nuestra íntima plazoleta, encima de la muralla frente al estrecho.
Mañana, adelante.
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Viajando. No tenemos otra posibilidad que la carretera costanera hacia Málaga. Qué barbaridad. Otra Florida. Decenas y decenas, y decenas de kilómetros de total negación, destrucción, obliteración, de una costa que otrora habrá sido linda pero ahora yace muerta bajo los condominios de las hordas que vinieron a admirarla y destruirla.
Además, la ininterrumpida blancura de los edificios es una ofensa óptica y estética. Nos quejábamos de la monótona, ininventiva blancura de las casas vespuccianas, pero esto es bien peor, con las grandes superficies de los condominios, en contraste con las casas individuales en Vespuccia. Sabido es que lo blanco es para proteger contra el sol, pero unos ribetes, u otro detalle de color, no perjudicarían la protección térmica y sí crearían un mundo visual nuevo. El edificio, entre mil, que tiene un detalle de color nos da la razón mil veces.
Por lo menos, el viento, que de Cádiz a Tarifa había soplado de mal en peor en pésimo, recobró un régimen más civilizado.