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y en colores parecidos a aquellos utilizados en Guinea, y con los mismos propósitos, de tocado y de taparrabo.

3/ Escalando de estos sorprendentes relatos orales, y más sorprendentes vestigios palpables, al asombro de la presencia de Negros de carne y huesos, americanos, precolonenses, vistos no más tarde que en la exploración de Balboa hacia el Pacífico.

→ Vasco Núñez de Balboa, al explorar un trecho de su costa del océano todavía no Pacífico, vio, en un pueblo paraborigen, unos cautivos llana- e inequívocamente negros; prisioneros tomados en refriegas con poblaciones vecinas negras, según se enteró.

Primeros Negros vistos en América por Europeos. Y esos Negros anteriores a los Españoles en América no son una hábil o tendenciosa invención de activistas negros modernos sino lo relatado por el cronista López de Gómara, y publicado en 1554.

(Nota de cautela: nadie pone en duda la existencia de esos Negros precolonenses. Pero, en contra de una versión afrocéntrica, esos Negros pueden haber sido de Melanesia - a juzgar por la descripción de su aspecto y de sus artefactos.)

4/ Expandiendo en un amplio y complejo panorama negro muy precolonense, entreverado en la arqueología mexicana.

Se encontró (Prof. Alexander von Wuthenau et al.) en México - tanto directamente en excavaciones, como en colecciones particulares - cabezas negroides, en barro, oro, cobre, copal, en sitios, o de sitios, extendiéndose cronológicamente desde los más antiguos detectables hasta el mismo contacto colonense.

Estas cabecitas reflejan no sólo el tipo racial negroide, por sus labios, nariz, cabello, sino también modalidades de mismo origen, como ser tatuajes, barbas, escarificaciones, peinados, cascos, pañuelos de cabeza.

Entre las cerámicas mixtecas en Oaxaca se encontró una cabeza convincentemente e inconfundiblemente negroide, no sólo como grupo étnico sino también por sus tubos de oreja ceremoniales y por un tocado de tela, idénticos a aquellos usados en Gambia.

→ Todas estas cabecitas no sólo son negroides en raza y modalidades sino que tienen personalidades individuales, o sea que deben de representar personas verdaderas y no tipos imaginados. Se dice que la más notable representación negroide en América es de México, y de alrededor de 800-700 a.C.: una cabeza parecida a una cabeza de ébano de la reina Tiy, la madre negroide de Tutankhamen.

→ La mayoría de los investigadores, incapaz de refutar todas estas cabecitas porque ahí están, las ignora.