……Dos días más tarde, están en Sevilla. Y allí también saben cuál es su primer deber: bajan todos a tierra, en camisa, a pie descalzo, con un cirio en la mano, en peregrinaje a la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria y a la iglesia de Santa María la Antigua, en cumplimiento fiel de otras promesas solemnes en otros momentos de desesperación.
Así, con o sin versiones, es la realidad detrás del mito.
Tomando conocimiento de los susodescritos acontecimientos, empezamos a dudar de nosotros mismos. ¿No habíamos sido nosotros los equivocados, los únicos en haber creído que Magallanes había emprendido y logrado la primera circunnavegación del globo? ¿No nos habíamos creado nuestro propio mito? Empezamos a razonar que ni sería posible que - en la vox populi y con bendición de los eruditos mentores por más desidiosos que sean - semejante mito, tan ajeno a la realidad, tomase cuerpo, ahogase la fantástica verdad, y se sedimente como verdad verdadera.
Empero, encontramos una prueba incontrovertible, de que no era nuestro mito particular, de que no éramos los únicos en creer el mito magallánico, sino de que éramos víctimas, junto con las multitudinarias masas, de otra vergonzosa omisión/comisión por parte de los intelectos que tienen el privilegio y la obligación de iluminar las masas, pero las hunden en oscurantismo.
La prueba es una placa conmemorativa aquí, en Sanlúcar. Así como cerca de La Rábida, una placa conmemorativa expectora la idiotez de que Colón salió "en busca del nuevo continente", aquí, en Sanlúcar, una placa conmemorativa escupe a la cara de las masas que la salida de Magallanes fue "para dar por primera vez la vuelta al mundo".
Hay, entre Magallanes y Colón, un mejor paralelismo que las dos vergonzosas placas; mejor dicho, dos paralelismos.
Así como el descubrimiento de América resultó imprevisiblemente de un propósito por completo diferente, así la primera circunnavegación de la Tierra resultó imprevisiblemente de un propósito por completo diferente. Este paralelismo se limita en que Colón/Zarco fue actor del propósito y de lo imprevisto, mientras que Magallanes fue actor del propósito, pero ni éste le fue dado alcanzar - y de lo imprevisto, ni soñar pudo.
Tanto Colón como Magallanes fueron víctimas, o beneficiarios, según cómo se mire, de un tremendo error de sub-estimación; Colón, en el ancho del Atlántico de Europa a Asia, Magallanes, en la distancia desde su estrecho a las especias.
Al respecto, la travesía de cuatro meses de Magallanes a ciegas desde su estrecho a la primera isla, y también el regreso de Elcano a España, fueron epopeyas en lo más épico, en comparación con el crucero de Colón desde las Canarias a Guanahaní y vuelta.