Otra vez, dos fechas hacen sentir y apreciar la realidad de semejantes empresas. El 8 de julio (de 1521) llegaron a Borneo, recién el 7 de noviembre llegan de vuelta a las Molucas de las especias. Cuatro meses.
……Ningún problema para trocar mercancías españolas por especias molucas, el propósito de la expedición, aunque sólo con dos barcos, en vez de cinco, sea. Un detalle: el cacique, siendo buen mahometano, primero obliga a los expedicionarios a matar sus cerdos conseguidos en una isla anterior, dándoles, a cambio, gallinas y cabras.
……Las dos naos están listas para zarpar; reparadas, incluso con velas nuevas, y cargadas a reventar de las soñadas, codiciadas, especias.
……Que no es una manera de hablar sino la dura realidad: la Trinidad revienta; antes siquiera de salir a la mar.
[Otra versión: La Trinidad tuvo que quedar en una isla, aun antes de alcanzar las especias, para reparaciones demasiado aleatorias para atrasarse por ellas. Solamente la Victoria, última de las cinco naves, alcanzó las Molucas y cargó especias.]
De todos modos, dos menos una, queda una sola de las cinco naos originales.
……Es el momento fatídico. Juan Sebastián de Elcano decide, desata, y espera que completará, la impensada, prohibida, primera circunnavegación. Su nao, la Victoria, singlará de regreso a España no de vuelta por el estrecho americano sino alrededor del cabo africano - en desafío de la prohibición portuguesa. Con 47 hombres a bordo.
……Llegan a Timor, último punto antes del hemisferio vedado a los Españoles. Camino a Timor, en fuerte tempestad, los navegantes hacen el voto de ir en peregrinación al santuario de Nuestra Señora de Guía, aquí, en Sanlúcar. En Timor, almacenan reservas de alimentos. Dos hombres no se atreven a afrontar la peligrosa travesía; abandonan.
Cuarenta y siete menos dos, quedan cuarenta y cinco.
……De Timor, empieza la gran furtivez, clandestinidad. Al sur, al sur; por parajes solitarios, o que se pueda esperar que sean solitarios. Cruzan el meridiano del cabo de Buena Esperanza con margen de siete grados de latitud, por 42º sur.
Se nos impone abrir un paréntesis para asombrarnos, como ya tantas veces, en cuanto a las discordias que, a veces, existen entre fuentes históricas; aun cuando, como en este caso, no de segunda mano sino directas, aun cuando, como en este caso, en un asunto simplísimo. Dos crónicas reseñan los acontecimientos, una, por Antonio Pigafetta, una, por Francisco Albo. La fecha >>>>>>>>