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modificada en cada caso según las ideas técnicas y estéticas de cada constructor, y no por planos; por cuanto estas tres réplicas pudieron ser construidas no en base a exactitud literal de planos sino por descripciones escritas e iconografía de la época, lo que, evidentemente, no es sinónimo de exactitud milimétrica.

Pero, con esta salvedad, se puede aceptar la noción de que estas Santa María, Niña y Pinta son el honesto reflejo de los originales.

Además, la pura verdad es que las muchas maquetas de las tres naves, en museos, ni siquiera entre sí son idénticas.

Se nos ocurre. Dinero necesario para "descubrir América" puede parecer una fortuna real; pero para armar estos tres barquitos, con el anzuelo de riquezas asiáticas directamente por el Atlántico, no debía de ser tanto en términos comerciales ... y tantos años esperó Cristóbal Colón - a no ser que haya sido Salvadôr Gonçalves Zarco - a los Reyes Católicos.

Se nos ocurre. Se sabe dónde y cómo terminó el maderaje de la Santa María - como parte de la primera construcción europea en América, del primer asentamiento europeo en América, aunque se nos ofenda la mitología oficial, en la costa norte de Haití. ¿Dónde y cómo terminaron la Niña y la Pinta? ¿Estarán algunos de sus maderos todavía sobreviviendo en algún sudario de barro?

Y otra vez tuvimos que maravillarnos ante contradicciones que no se entiende que puedan llegar a existir.  Ejemplos.
 
Versión I. "La Santa María quedó al mando de Colón, y su propietario, Juan >>de la Cosa, se volvió piloto de la expedición".
→ Versión II. "Colón mandaba la expedición pero ninguno de los tres barcos".
Y hay otras discrepancias. En particular, quiénes eran verdaderamente los >>dueños de los barcos. Nada substancial, pero ¿cómo y por qué tales >>divergencias?

Las últimas palabras serán para la Pinta y la Niña.

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La Pinta fue la primera en arribar a tierra americana y la primera en tocar tierra española al regreso.

|| La Niña alcanzó eventualmente a volver a América como partícipe en el viaje II y, dice una fuente, en calidad de no menos que nave capitana, si bien otra fuente dice que otra fue la nave capitana en el viaje II, negando con ello este honor a la Niña.  Quién sabe.  Otra vez, las increíbles disparidades.

Así fue nuestra visita de La Rábida, de Palos, de las réplicas. Tanto más de lo que podríamos haber soñado.

Y ni podemos decir en beata ignorancia, por todas las cataclísmicas dudas que encontramos en cuanto a la nebulosa identidad del navegante, como hubiésemos dicho hasta hace poco, que, así, encontramos nuestro tercer Italiano al >>>>>>>>